Los ahogados
La otra noche
me sorprendí
flotando
en la bañera de un hombre.
Sólo para que me acariciara
los huesos.
Mi piel se está
haciendo pellejo
a falta de más piel
con que rozarse.
Y me sorprendo en
las bañeras de los otros.
Podría morir ahogada
por una caricia.
Sería el paradójico coste:
el esplendor de todos
los ahogados
por el peso
de todas sus
í í í í í í í í í í í í í í í í í í í miserias.
Me estoy ahogando.
Me estoy muriendo
ahogada.