Amor animal
Yo no sabía que la quería. Ya lo iba sospechando, cuando mi mano buscaba su cuerpo, tres kilos y medio, querible. No sabía que la quería, de verdad. Pero encontré la herida, una dentellada, un agujero de siete cms., la piel rota, la carne, lo que tenemos dentro, a la vista y al tacto. Esa noche no pude dormir. La veterinaria de Islantilla, Mercedes, generosa y precisa, la trató como si fuera un hijo más. Y no sólo trató a Nana. Mercedes nos trató a José Luis y a mí, acongojados, con el corazón en la boca y la mano acariciando la parte de su cuerpo no abierto. He llorado esta mañana viéndola tirada como una alfombrita negra y blanca. Su herida, sus ojos semicerrados, su cuello oprimido por el estrambótico cuello isabelino, su forma de toparse contra el mundo con ese plástico que sale de su misma garganta, su tristeza que me hace sentirla un poco hija. Querer tiene estas cosas: sufrir. Querer no tiene límites, puedes querer a tu familia y también a tu gata. Querer es sumar; amar a los animales no resta amor a las personas. Y ahora sé que ya la amo. La pequeña Nana, blanquinegra, pizpireta, salincona, ahora aquí, convaleciente, reclamando mi mano sobre su cuerpo. Salud, pequeña, nos quedan muchos años por con-sentir, por con-vivir. Ya te quiero.
(Publicado en Odiel Información)
(Publicado en Odiel Información)
Espero ke se recupere pronto.
Te dejo algo de Carlos Chaouen, el músico ke te comenté ayer. Besos!
Duele, la vida como un puñal hay veces que duele
y nada tiene que ver con tu boca
que hecha para besar hay veces que muerde
que anuncia cordura y a veces se vuelve loca
Duele porque la piel no es materia inerte
Duele porque el querer es dolerse a veces.
Tiembla, la vida como con miedo
hay veces que tiembla
y nada tiene que ver con el aire
que mueve tu ropa en noches de luna escueta
que aprieta suelta y evoca y me enloquece
tiembla por los latidos que tu provocas
y también porque el querer es temblar a veces.
Y cada uno en su camino
va cantando espantando sus penas
Y cada cual en su destino
va llenando de soles sus venas.
Y yo aquí sigo en mi trinchera, corazón
tirando piedras, contra la última frontera
La que separa el mar del cielo
del color de tus maneras
la que me lleva a la guerra, a ser semilla en la tierra.
Y no me pidas tanto, corazón
que tengo poco aire en el pulmón
lo que tengo es un castillo en el cielo
si viene la guadaña a mi rincón
envuelveme la frente en tu sudor
y le das un beso a todos si me muero...
Ríe, la vida como un volcán hay veces que ríe
y nada tiene que ver con el tiempo
Se ríe porque para ella somos tan leves
como el humo azul que del pudor se desprende
ríe porque tu llanto se lo merece
y también porque el querer es reírse
a veces.
Vive, la vida por compasión
hay veces que vive
y nada tiene que ver con la muerte
Y cuando llegue ese instante
déjame verte
que no hay mayor libertad
que tenerte enfrente
y que nadie sea absuelto
por no quererse
y vive porque el querer es vivir dos veces.
Y si todo es semilla no me dolerá la astilla
que sangran de mi costado
tus andares de chiquilla, y no me digas nada,
déjame a mi
en mi ventana con los pies del otro lado,
yo me fumo mis mañanas.
Carlos Chaouen. Semilla en la tierra.