AUTO DE FE
Vaga, sí, soy una vaga en ciertas cuestiones de gestión de mi vida (todo lo relacionado con las bibliografías, las antologías, el blog y etc.). No es lo que me ocurre con la mirada y la palabra. Sigo mirando el mundo con los ojos de mi poesía y mantengo, como siempre, el hermoso arte de escribir cartas laaaargas a quiénes me apetece por el outloock, que una es analógica pero no tanto.
Si veis que mi blog perdió las vías en algún no sitio lleváis razón. Ni mis columnas de opinión (por muy críticas y ácidas que sean) me parezcan interesantes. Hay tantos blogs... y mi vida, la profunda, la dejo para mi poesía.
Además, se da el caso de que nunca sé cómo entrar a escribir, ni aceptar los comentarios ni colgar una imagen. Analfabeta absoluta. Tampoco creo que esto dure demasiado, tanto hablar de trascendencias, domesticidad o ego mayúsculo o minúsculo, como mi brazo.
Os ahorro el tiempo de entrar en el mío. Yo misma me aburriría, a no ser que contara cosas muuuy morbosas que a todo el mundo le gusta leer. Y esas cosas las hago y las cuento en mis poemas. Sí, ya sé que seducen a nuestra curiosidad.
De vez en cuando entraré y diré algo, previo curso 20 veces repetido de cómo gestionar esto.
Y la verdad, es que prefiero entrar en otros blogs más curraos y cartearme a lo antiguo con quién me apetece. Ya sabéis, más analógica que una paella.
Además, esta noche estoy herida. Y herida no se puede escribir ni metafísica ni literariamente (si no es en un esbozo de poema sobre las piedras inamovibles en la vida de una... y ya llevo tantas piedras en la maleta...¡¡¡¡joder, alguien puede decirme cómo tirarla al mar y despedirme definitivamente de ella???
Me duele la tráquea.
Me duele la tráquea porque estoy intentando parar el daño, la injusticia y el odio de parte del mundo que se divierte, como jugando al monopolis, con mis arterias.
Un beso precioso para mi niña: Eva, mamá te necesita. Y la base de la pizza a mano nos salió cojonuda.
Pues lo dicho, que no seré regular en el blog. O igual me entra el gusto y voy colgando mi vida doméstica y trascendental. Mi vida con los otros es interesante. No sé si escribirla también lo será.
¡Levántate y anda! Tus neuronas lo necesitan y las de los demás también.
UN BESO