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Señor Presidente (2017)

Foto: elpais.com
Desde que oí hablar de usted y posteriormente pude fijar en mi retina el porte intolerante con los demás que le acompaña como una segunda piel, y esa actitud como perdonavidas que forma parte tanto de su ser como de su estar, me dije, mal vamos.
Mal vamos como este señor se aúpe a la cúspide del poder en uno de los países que aún fiscaliza gran parte de los resortes de gobierno y control de las cosas que han de realizarse en el mundo. Es decir, del país por el que han de pasar, o con el que han de consensuarse, sí o sí, las decisiones en todas las materias que afectan a la ciudadanía del orbe.
Procede usted de ese lugar invisible en donde un grupo de siniestros inversores se reparten el control del dinero: ese que circula a mansalva por el mundo y que sólo unos pocos de privilegiados saben manejar.
No hay duda de que se ha ganado a pulso la situación de supremacía que sus múltiples cargos privados -ahora también públicos- hacen de usted un fuera de serie, un luchador nato, un caballo ganador capaz de atraer las apuestas más fuertes y sólidas para centuplicar las ganancias en cualquier tipo de negocio, no importa el sector siempre que deje dinero a corto plazo, que es lo que importa.
Pero su incontinencia le delata, muestra a las claras la madera que lo conforma y, de sus modales, mejor ni hablar. En el poco tiempo que lleva usted en el poder, señor Trump, y a pesar de que debiera ser el primer garante de la legalidad, del estricto cumplimiento de la separación de poderes propia de una democracia, sus múltiples roces con la magistratura, con otros legítimos representantes del pueblo, con los propios servicios de inteligencia e incluso con la prensa, a la que debiera cuidar mucho más, hablan mal, muy mal, del presidente de un país de la envergadura de los Estados Unidos de Norteamérica; un país que por su solidez y la hegemónica posición en el mundo que posee dirige usted ahora -legítimamente, eso sí- como comandante en jefe.
Con respeto, con mucho respeto para la ciudadanía que le ha colocado la corona de laurel que le convierte en un César, debo decirle que siento vergí¼enza al mirarle y que, además -lo diré- vivo en un estado como de pánico porque no me fío nada de ese absolutismo que nos muestra en cada acto que realiza, cada decisión que toma o cada Twitter que cuelga en la red. No sé por qué extraña razón pienso que no está capacitado para ejercer el liderazgo que las urnas le han otorgado.

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Antonio
Antonio dice:
26/06/2017 23:17

Yo no me atrevería a juzgar tan pronto a tal singular personaje, creo que el tiempo es el que se encargar de ponerlo en lugar que le corresponde, seguro que existirán opiniones contrapuestas, me refiero según estés colocado a la izquierda o a la derecha de cualquier cámara. Debo reconocer que gran parte de mi opinión sobre la política (en general) te la debo a ti, tiempo hace que comentábamos estas cosas en tu casa en el Rocío ¿Recuerdas? Me encantaba!! reconozco que me impactaron... tanto que desde aquel día dejé de creer en ella, ya su líder se llame Felipe, José María, Pujol o Iglesias. Así que mi estimado Paco (tiempo hace que no nos vemos) te puedo asegurar que yo podría hacer una crítica parecida de los arriba citados y de tantos... y tantos otros que me dejo en el tintero, no tan bien como tú, eres un verdadero crack escribiendo, te felicito, tu prosa es espectacular (trabajo y sacrificio te costó) decirte de paso, que me enorgullezco de ti en la distancia y en lo que nos une, nuestro apellido... pero en el tema que nos ocupa, buscar similitudes y diferencias con cualquier otro presidente, primer ministro o personaje, ya sea ruso, inglés, francés, alemán o español... ni que hablar de los dirigen en Oriente (excepción de Japón) y ni de los árabes... pudiera ser todo un bello intercambio de opiniones al que no vamos a entrar, ni mucho menos... y menos por mi parte.Para finalizar... quiero suponer que este Donald Trump algo bueno tendrá, no solo dinero y poder para llegar al cargo... lamentablemente los dos sabemos cómo se asciende en política, en este sentido no hay excepción y a la vista está, escándalos de corrupción que afectan a TODOS por igual, no se salva ninguno, hasta que llega el día que son descubiertos y como seres privilegiados, la mayoría sale con los bolsillos repletos de pasta y buenos cargos para una más que "˜merecida"™ jubilación... sin olvidar que en muchos casos libres de cárcel... No es mi intención contrastarte, has escrito tu opinión y tu forma de ver las cosas, en todo momento la respeto, solo que (y terminando) a todos los que están ahí arriba (y en cualquier otra parte de este globo terráqueo) le podríamos hacer esta misma sugerencia... El que esté libre de culpa, que lance la primera piedra... como sabes en tiempos de Jesucristo, nadie se atrevió, hoy con TODOS estos que nos gobiernan... nos llevaríamos más de un desencanto, el político actual es aquel personaje que sea cual sea su afiliación, establece reglas para los de enfrente y excepciones para los suyos y si no aplicamos esa patente de corso, solo que agrandada a lo James Bond... Si mi estimado Paco, me hice francotirador, no juzgo, solo denuncio y contrasto, pues la verdad me (nos) hace libres... por cierto (y ya termino te lo prometo) me gustaría leer algo tuyo sobre el que gobierna en Venezuela, Trump al lado de este sujeto, es todo un santo... Recibe un abrazo y un beso, te aprecio, te extraño, eres un buen tipo, te seguiré leyendo como lo hice en silencio todos estos años.

Paco Huelva
Paco Huelva dice:
27/06/2017 01:03

Gracias por tus palabras. Sobre el dictador de Venezuela te diré que espero que su pueblo alcance la libertad que le falta y que además, lo juzguen por las barbaridades que ha realizado y continúa haciendo.Saludos, Toni.