SE MARCHÓ
Ese día... la luna perdió su palidez y se sonrojó.
(Algunos agoreros hablan de un eclipse, pero... no, no.)
Se marchó...
Fue Ella, cuando partió, la que sustrajo la lividez de Selene por unas horas...
El espejo de la noche, el pabilo de las sombras parece que se airó...
Se marchó...
Se aleó, en una fusión controlada con los aromas de la tierra...
Desde las doce y media, una columna gris viaja sin retorno posible, incansable, por la vieja Onuba.
Se marchó...
Hablan, los que la conocieron, que sembró...
Que, en vida, dejó semillas aquí y allá...
Se marchó...
Ahora, camina instalada en los sueños de otros.
Ahora, arrellanada en los recuerdos ajenos, sigue defendiendo sus tesis...
Se marchó...
Se marchó... aunque no del todo.
Paco! Bienhallado.
Lindo poema. A la luna le gusta, a ella también