Poesía y guerra
El veintiuno de marzo se celebró el Día Mundial de la Poesía. En un artículo del iraquí Muhsin Al-Ramli en El Cultural, leo: "todavía en mi pueblo las cartas se escriben en verso". Me quedo tan asombrado que no soy capaz de reflexionar en unos segundos. "En mi país, la poesía no se considera un complemento o un lujo sino una necesidad. No es sólo un elemento de expresión sino que se convierte en una experiencia viva y, aún más, en una extensión de la propia vida. Gracias a la poesía, la persona vive lo que no le ha sido permitido vivir".
Y me pregunto, ciudadano que soy del Occidente invasor, quiénes leerán los poemas que enviaron los iraquíes a familiares que ahora están muertos. ¿Cómo imaginar las fantasías y los sueños que pudieron rimarse en multitud de folios y que ya no podrán ser leídos por nadie porque quiénes debieron redactarlos perdieron la vida o están en trance de hacerlo?
¿Por qué estamos consintiendo esta masacre, este genocidio? ¿En nombre de qué Orden, Religión, Sistema, Organización o nuevo César, debemos consentir tanta destrucción?
Aznar, Blair y Bush han conseguido que una buena parte de la ciudadanía se avergíence de haber nacido en Reino Unido, España o Estados Unidos.
No tengo esperanzas de que esto pueda pararse. Históricamente siempre fue así. Se lucha, se pelea, se mata, se asesina, siempre, por las mismas razones: el control del poder, el dominio de un lugar, la arrogancia del más fuerte, la satisfacción de oscuros sentimientos. Por citar a Balzac, esta es La Comedia Humana.
Pero..., la educación, ¿qué tiene que decir a esto? La guerra..., ¿es consustancial a nuestra manera de ser? ¿Cómo se erradicará mediante la formación, la semilla del odio que la coalición internacional ha implantado en un iraquí que vio como un cohete mataba a quince miembros de su familia (mujer, hijos, padres, hermanos...) por error?
¿Tendrán los invasores algún argumento que convenza a este ciudadano para que no acuda a la llamada de la "yihad", se adose a su cuerpo dolorido cincuenta quilos de explosivos y se tire ante un tanque del ejército ocupante, escribiendo así el último poema de amor y odio de su vida?
Están sembrando odios entre dos civilizaciones ancestrales. Habrá cientos de miles de muertos. No se resolverá nada, excepto la hegemonía temporal de unos sátrapas encaramados hoy al poder político y económico. Luego de Afganistán e Irak, vendrán Irán, Corea... y luego, España, por qué no: sólo es cuestión de que caigamos en desgracia y las multinacionales decidan que es el lugar idóneo para hacer la próxima guerra.
Me duelen los muertos de la guerra: esos muertos ajenos, desconocidos, son cada vez más mis muertos. Un velo negro de nostalgia ensombrece mi ánimo anta cada informativo, ante cada fotografía, ante cada flagrante mentira urdida en defensa de esta ignominia.
En Madrid tiene su sede una editorial llamada Dar Alwah que publica en español poesía árabe-iraquí. En ella pueden encontrarse multitud de joyas literarias con las que podríamos llorar en recogimiento y soledad el acatamiento visceral hacia esa figura de César iluminado que es Bush, y además, podríamos reconstruir internamente el tormento que está soportando la ciudadanía de esa parte del mundo.
La Fundación Euroárabe de Granada, colgó en la red un artículo del poeta iraquí Salam Sarhan traducida por Hussein Al-Dumeini en donde, hablando sobre la poesía de este país invadido por tropas neocolonialistas dice: "... es raro encontrar a un creador iraquí que no haya tenido sus inicios en la poesía. Algunos, llegan más lejos diciendo, que lo raro es encontrar a un iraquí que no haya iniciado su camino hacia la poesía".
Irak, Señores de la Guerra, aparte de un pueblo dominado -ahora- por un dictador execrable -el anterior también lo era-, es el país de Las Mil y Una Noches y, aunque muchos de ustedes lo ignoren, "la cuna de las primeras civilizaciones: Sumer, Akkad, Nimrud, Asiria, Nínive o Babilonia. En él nacieron la escritura, el primer calendario, el primer código, la primera religión, la primera democracia y los primeros poemas", tal como Al-Ramli menciona en su artículo.
Salam Sarhan hablando de su pasado literario en Irak, dice: "vivíamos en otro mundo, comiendo poesía, bebiendo poesía, durmiendo y soñando con la poesía".
Me temo que..., aunque los ejércitos coaligados se queden con los pozos petrolíferos, colonicen la zona asentando bases militares para una posterior invasión -a medio plazo- de China (esta idea es del Nobel Saramago), y expolien las obras de arte de uno de los países más viejos del mundo... Me temo, digo, que ganarán esta batalla pero no la guerra.
Es posible que esta batalla que se sigue librando sea el comienzo de una explosión de contiendas en la zona que obligará a Europa a reconfigurarse nuevamente y será también, el inicio del fin del imperialismo norteamericano a medio plazo. Estados Unidos ya no está facultado para exportar modelo alguno de democracia, no es el ejemplo de un país libre, sino el arquetipo del siglo XXI de superpotencia que coloniza lo que le interesa con el uso de la fuerza de su maquinaria militar.
Mientras tanto..., muchas personas morirán en otras tantas guerras sólo para marcar un nuevo orden geopolítico en el mundo. Pero, por finalizar ya este lamento, diré que la coalición no acallará al pueblo iraquí ni al mundo, que los poemas que no podrán escribir los que están muriendo y los que morirán, serán escritos por otros. Los coaligados en cambio, sólo habrán escrito otra página ignominiosa en la historia de la humanidad.
Y me pregunto, ciudadano que soy del Occidente invasor, quiénes leerán los poemas que enviaron los iraquíes a familiares que ahora están muertos. ¿Cómo imaginar las fantasías y los sueños que pudieron rimarse en multitud de folios y que ya no podrán ser leídos por nadie porque quiénes debieron redactarlos perdieron la vida o están en trance de hacerlo?
¿Por qué estamos consintiendo esta masacre, este genocidio? ¿En nombre de qué Orden, Religión, Sistema, Organización o nuevo César, debemos consentir tanta destrucción?
Aznar, Blair y Bush han conseguido que una buena parte de la ciudadanía se avergíence de haber nacido en Reino Unido, España o Estados Unidos.
No tengo esperanzas de que esto pueda pararse. Históricamente siempre fue así. Se lucha, se pelea, se mata, se asesina, siempre, por las mismas razones: el control del poder, el dominio de un lugar, la arrogancia del más fuerte, la satisfacción de oscuros sentimientos. Por citar a Balzac, esta es La Comedia Humana.
Pero..., la educación, ¿qué tiene que decir a esto? La guerra..., ¿es consustancial a nuestra manera de ser? ¿Cómo se erradicará mediante la formación, la semilla del odio que la coalición internacional ha implantado en un iraquí que vio como un cohete mataba a quince miembros de su familia (mujer, hijos, padres, hermanos...) por error?
¿Tendrán los invasores algún argumento que convenza a este ciudadano para que no acuda a la llamada de la "yihad", se adose a su cuerpo dolorido cincuenta quilos de explosivos y se tire ante un tanque del ejército ocupante, escribiendo así el último poema de amor y odio de su vida?
Están sembrando odios entre dos civilizaciones ancestrales. Habrá cientos de miles de muertos. No se resolverá nada, excepto la hegemonía temporal de unos sátrapas encaramados hoy al poder político y económico. Luego de Afganistán e Irak, vendrán Irán, Corea... y luego, España, por qué no: sólo es cuestión de que caigamos en desgracia y las multinacionales decidan que es el lugar idóneo para hacer la próxima guerra.
Me duelen los muertos de la guerra: esos muertos ajenos, desconocidos, son cada vez más mis muertos. Un velo negro de nostalgia ensombrece mi ánimo anta cada informativo, ante cada fotografía, ante cada flagrante mentira urdida en defensa de esta ignominia.
En Madrid tiene su sede una editorial llamada Dar Alwah que publica en español poesía árabe-iraquí. En ella pueden encontrarse multitud de joyas literarias con las que podríamos llorar en recogimiento y soledad el acatamiento visceral hacia esa figura de César iluminado que es Bush, y además, podríamos reconstruir internamente el tormento que está soportando la ciudadanía de esa parte del mundo.
La Fundación Euroárabe de Granada, colgó en la red un artículo del poeta iraquí Salam Sarhan traducida por Hussein Al-Dumeini en donde, hablando sobre la poesía de este país invadido por tropas neocolonialistas dice: "... es raro encontrar a un creador iraquí que no haya tenido sus inicios en la poesía. Algunos, llegan más lejos diciendo, que lo raro es encontrar a un iraquí que no haya iniciado su camino hacia la poesía".
Irak, Señores de la Guerra, aparte de un pueblo dominado -ahora- por un dictador execrable -el anterior también lo era-, es el país de Las Mil y Una Noches y, aunque muchos de ustedes lo ignoren, "la cuna de las primeras civilizaciones: Sumer, Akkad, Nimrud, Asiria, Nínive o Babilonia. En él nacieron la escritura, el primer calendario, el primer código, la primera religión, la primera democracia y los primeros poemas", tal como Al-Ramli menciona en su artículo.
Salam Sarhan hablando de su pasado literario en Irak, dice: "vivíamos en otro mundo, comiendo poesía, bebiendo poesía, durmiendo y soñando con la poesía".
Me temo que..., aunque los ejércitos coaligados se queden con los pozos petrolíferos, colonicen la zona asentando bases militares para una posterior invasión -a medio plazo- de China (esta idea es del Nobel Saramago), y expolien las obras de arte de uno de los países más viejos del mundo... Me temo, digo, que ganarán esta batalla pero no la guerra.
Es posible que esta batalla que se sigue librando sea el comienzo de una explosión de contiendas en la zona que obligará a Europa a reconfigurarse nuevamente y será también, el inicio del fin del imperialismo norteamericano a medio plazo. Estados Unidos ya no está facultado para exportar modelo alguno de democracia, no es el ejemplo de un país libre, sino el arquetipo del siglo XXI de superpotencia que coloniza lo que le interesa con el uso de la fuerza de su maquinaria militar.
Mientras tanto..., muchas personas morirán en otras tantas guerras sólo para marcar un nuevo orden geopolítico en el mundo. Pero, por finalizar ya este lamento, diré que la coalición no acallará al pueblo iraquí ni al mundo, que los poemas que no podrán escribir los que están muriendo y los que morirán, serán escritos por otros. Los coaligados en cambio, sólo habrán escrito otra página ignominiosa en la historia de la humanidad.
Por todo ello, no lo dudes, el pueblo iraquí, como el Ave Fénix, renacera una y mil veces de sus cenizas y de su sangre hecha verso, en tanto los carniceros acabaran ahogados en la estridencia prosaica de la metralla que, como único argumento, escupen sus cerebros putrefactos. No he estado en Iraq, pero tengo buenos amigos que sí, y me cuentan que ese pueblo es un pueblo ante todo sensible, amable y con ansias de vivir. No es sólo que escriban sus cartas en verso, es que su vida está hecha de los mismos materiales de los que germina el poema. Como dijo Celaya:
LA POESIA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
Gabriel Celaya.
Un abrazo
Rafa