Pero por qué sois tan serios, copón? Que lo de jugar un ratito y distraerse no nos mete en la caldera de los gilipollas, de verdad. Que lo bueno es ser responsables y ser divertidos, a un tiempo o cuando toca. No es bueno irse a Cádiz en carnavales? No es bueno leerse un asterix de vez en cuando? Y emocionarse con un partido de la gente más cercana? Si nos ponemos a pensar cada vez que vemos un partido en el dineral que hay alrededor, pues tendríamos que no usar nunca más el microsoft, por ejemplo. Vamos a reirnos un ratito de vez en cuando, Paco, Rafa. Vale?
Os quiero. (A pesar de todo, sosos)
Bueno maría, tu sabes que ni Paco ni yo somos tan serios. Yo, que como sabes no me gusta demasiado el fútbol (más que nada porque me aburre en espectáculo habitualmente tan anodino), hoy, por ejemplo, he disfrutado de lo lindo (ya sabes, en el bar de Pepe) viendo la magistral lección de arte balompédico que ha derochado Francia frente a Brasil, con el genial Zinedine (menos mal que según decían estaba acabado) moviendo su batuta o varita mágica a modo de gran virtuoso. El problema del fútbol es que ya, en su desvirtuada esencia, no es un deporte, ni siquiera un espectáculo sino, además de (como otras tantas actividades que tú has comenzado a apuntar) una guarida muy apta para enmasacarar los frutos de lo ilícito (del hurto legal o ilegal, a punta de cuchillo o con guante de seda)... digo, que ya andaba un poco perdido con tantos paréntesis, el fútbol es ese pan y circo del que nos habla Paco. Es la estúpida falsa catarsis que hace que nos creamos purificados y elevados al Olimpo, aunque cada vez estemos más hundidos en la ciénaga neoliberal (¡vaya! ya me salió la vena marxista), es bandera y estandarte alrrededor del que se arremolina un patrioterismo barato que, realmente, lo que hace es facilitarles el camino a los vendepatrias, es lo que hace que olvidemos que carecemos de buenos científicos o electricistas, por ejemplo, porque tenemos grandes futbolistas (nadie quiere su hijo sea un buen electricista, pero todos desean que sea un futbolista, aunque sea mediocre), es una de las herramientas de las que se sirve el populismo para mostrarnos su mas radiante sonrisa antes de mordernos y arrancarnos a pedazos parte de las entrañas.En cuanto a emocionarse con un partido de gente cercana, a mí me emociona ver a mis hijos y a otros niños jugar al fútbol (bueno, más bien al baloncesto), pero desde luego la cercanía que conmigo puedan tener Raul o Joaquín (a pesar de que soy bético confeso, más que nada por no quedar fuera de juego en las conversaciones de los lunes) es la misma que pueda tener un jugador de la selección de Ghana (que ya no gana tampoco el mundial) de nombre desconocido. O sea, ninguna. Ninguno de ellos me representa ni forma parte de mi circulo, a pesar de que intento que éste sea lo más amplio posible.En cuanto a comparar la diversión y la riqueza de los carnavales (caldo de cultivo de comunicación y participación y diversión activa) con ver un partido de fútbol (actitud pasiva, en la que la participación y la comunicación del espectador la mayoría de las veces se reduce a llamar joputa al arbitro y a pedir con vehemencia a los nuestros que le rompan las piernas al "enemigo"), ESO, ESO, no te lo perdono (je, je, es broma)Un beso y mil abrazosPs. Como habrás visto, mi selección favorita, a este paso se planta en la final y es hasta capaz de ganarla. Si es así ya te puedes ir comprando el plasma ese que dijiste tener (y yo estoy seguro que mentías), porque, me pienso encalomar en tu casa a ver la victora gabacha en ese plasma prometido, je, je...
Sin duda, Paco, sin duda. Pero a ver como lo explicamos cuando, como tú bien sabes, uno de los refranes más acertados de nuestro acervo consuetudinario -¡benditos juglares, con su afán por transmitir oralmente la cultura, la sabiduría y las costumbres que a veces no pueden enseñar los libros!- es ese que dice que "no hay más ciego que quién no quiere ver".
¡Y golgolgolgolgolgolgoooooooooooooool de Paco Huelva! Un momento, increible, el trenzillas de turno lo acaba de anular por fuera de juego. Y es que Paco estaba en un injusto fuera de juego. No, no es que se pitara un fuera de juego injusto, entiéndame señores teleinvidentes, es que todos los que pretenden jugar como Paco están en un fuera de juego que es injusto que lo sea. Tiqui, taca, tiqui, taca, tiqui, taca... ¡Opa!
Un abrazo
Rafa