Otra visión de la Navidad
Si poso los ojos sobre la prensa dominical, ese abanico ideológico-económico en formato de gran papel que tengo frente a mí, sobre la mesa en que escribo, sólo mirando los titulares, a uno le da por pensar barbaridades... ¿Navidad? ¿Espíritu de solidaridad, de concordia, de paz...? ¿Qué Navidad?
El asunto, no llama a la Risa porque es demasiado serio y con estas cuestiones no debe jugarse. Con la miseria de los que malviven en la intemperie..., con la hambruna patológica de los que no tienen que llevarse a la boca..., con el dolor de los familiares de los muertos en las múltiples guerras..., con la esperanza de los que desean la paz y ven, cómo, por razones políticas, no es posible el acuerdo..., con los más de ocho mil muertos que se ha tragado el Estrecho de Gibraltar junto con sus pateras..., con los miles de muertos que rodean las islas Canarias, adocenadas como están, de cayucos..., con la risa inocente de miles de niños que son obligados a prostituirse..., con la intransigencia fanática de sectores radicales en muchas religiones..., con la indecencia de los políticos que se corrompen..., con los que silencian los delitos por motivos nada claros..., en fin... ¡No! Con estas cuestiones no debe jugarse. Esto no es Navidad. Esto sólo es, un ejercicio anual de complacencia global orquestado por las multinacionales, por los mercaderes, por los que hacen negocio con nuestros enquistados y poco ilustrados sentimientos.
Pienso, seriamente, que hay que llamar a la rebelión, que hay que tocar a rebato contra todos los que permiten esta sarta de manipulaciones, que siembran tanto dolor, que manejan a las personas y a los pueblos como títeres. Se están mereciendo una lección. Se la están ganando a pulso. Pero no tendrán esa mala suerte, porque siempre, siempre, esto de que hablamos, fue así.
Los detentadores del poder juegan con la mansedumbre de los pueblos que no son capaces, por imposibilidad cultural o material, de revolverse contra los tiranos. La osadía cobarde de los poderosos, la que les da su status social y económico, permite pisotear a los débiles, robarles su comida, su patrimonio: arrancarles la vida. Hacen caja, amontonan dinero siempre a costa del mismo segmento social. ¿Navidad? ¿Qué Navidad? ¿Navidad por un día... por un solo día? ¡Ya está bien!
La viñeta de Máximo de este domingo, presenta a un joven, a un sempiterno joven, que dice: "Me llamo Jesús y nazco todos los años por estos días de Navidad". Qué triste, ¿verdad? Un día de sueño, de fantasía, y un año de ansiedad, de estrechez, de odio, de miseria, de muerte en vida para muchos... para demasiados. ¡Feliz Navidad!
Una visión muy acertada Paco, aunque algunos osen llamarte aguafiestas. La Navidad, tal y como se plantea hoy día, cabe en muy pocas casas, aunque desde nuestro ombligo occidental pensemos que el "merricrismas" estilo "jolibú" llega a todas partes. Yo, a los hombres de buena voluntad les deseo bien poco en estas fechas, pues ya tienen los más importante. Eso sí, a los de mala voluntad les deseo, anhelo vano, que la paz y el amor anide en sus corazones, pues, en gran parte, es esa carencia la que envenena al Mundo.
Un abrazo
Rafa