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Madrugadas

(En las madrugadas... en las alboradas de todos los días, deambulan errantes por los pasillos de los hospitales personas que no encuentran el consuelo. Viven instaladas en el pretérito, acuchilladas por el presente, y recelosas de un oscuro porvenir que no desean imaginar.)
Son las reglas que impone la quiebra de la cotidianeidad. De súbito -igual que el seísmo rompe la quietud eterna de las piedras-, ante una enfermedad sobrevenida, ante un accidente, se fragmenta la efímera arquitectura donde soñamos la vida.
Estamos asidos a la felicidad con tenues alfileres... Al menor descuido, ya somos otra cosa. El espacio que nos circunda y, que conforma lo que somos -o lo que aparentamos-, se quiebra, se astilla y, entonces... perdemos durante un tiempo la brújula que gobierna nuestros actos.
En las madrugadas hospitalarias, acompañadas sólo por nuestras cuitas, recuperamos con dolor la fugacidad de la existencia.
En las amanecidas... nos acercamos a la esencia de lo que nos conforma. Y es, ese vacío, esa vorágine, ese vértigo... precisamente, el que nos da impulso -si no nos instalamos en la demencia- para convertir el dolor en cayado donde reposar el cuerpo por un poco más de tiempo.
Y, así vamos. De pasillo en pasillo, de recodo en recodo, rumiando el devenir, caminando..., hacia la duda.
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paquita
paquita dice:
16/02/2007 00:59

Y, así vamos ... con la lectura que cada uno saca del dolor -si es que lo sobrevive- andando, hilvanando, trenzando, aprendiendo, conociendo, vamos.
Buena noche. PAQUITA

Ale Huelva
Ale Huelva dice:
16/02/2007 03:27

El camino es el vacío, cercenado por lúgubres baches y precipicios perpetuos, tan profundos que perduran siempre; su origen se ignora y se pierde en la noche imperturbable de los tiempos. Ese vacío nos da la idea de un vaso que no se colma nunca, y por tanto puede contener todo. Y mientras reflexionamos-o nos hundimos-en nuestros infortunios y reveses, los átomos del dióxido que exhalamos ya vestirán canas.
Un abrazo, ALE HUELVA.

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
16/02/2007 09:15

¡Hombre, Ale, hijo mío! Gran placer leerte por aquí. No todo ha de ser Bolonia.
BESOS

alargaor
alargaor dice:
16/02/2007 12:34

Dacuerdo total, caro Paco. Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor, y el que tenga la primera de ellas que le dé gracias a to.
PD.- Ale, labora il tuo nero supra bianco da tua webe personale, prego. Ti icciamo di meni, je, je.
Paquita, gracias por aguantarnos.
SALUti per tuti cuanti.

Jaime Galbarro
Jaime Galbarro dice:
17/02/2007 04:04

Especialmente bueno me parece este texto. Creo que llegas a describir con gran pulcritud lo que es la noche de los pasillos de un hospital. ¿Por qué los paréntesis iniciales?
Un abrazo, Jaime Galbarro.

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
17/02/2007 12:12

Estimado Jaime:
Gracias por tu comentario. En cuanto a la pregunta, la respuesta es la siguiente. He querido que el narrador estuviera en la primera parte, en la que está entre paréntesis, observando desde el exterior. Y además, que esa primera frase, sirviera de introducción a la introspección posterior.
A partir del paréntesis, el narrador habla desde la integración, como un afectado más. Esa es la explicación.
MIS SALUDOS
PACO HUELVA