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Madrid: amado manicomio. (2014)


Un hombre se persigna tres veces al entrar en el metro.
El vagabundo de siempre que duerme en al cajero del Santander de la calle Atocha, saca la cabeza de entre los cartones y bosteza oteando el cielo... como estudiando la meteorología del día.
Una señora se planta en medio de la calle Carretas ante un coche de la policía, se levanta la falda reiteradas veces y vocea a grito pelado: "¡comerme el coño!"
En la Plaza Mayor, un señor con un megáfono en la mano, camina sin cesar mientras grita que el demonio está dentro de nosotros, que leamos la Biblia que allí está toda la Verdad.
En la Plaza Santa Ana, rodeando a la estatua de Calderón, unos orientales invitan a los caminantes a recibir un masaje de relajación (¿) sentado sobre cubos de plásticos de una marca de pintura conocida.
En la Plaza de Canalejas, en donde tengo mi lugar preferido de lectura (cafetería Ricote), una niña le pregunta a un gí¼iri -sabiendo que lo es- mientras le pone un plano ante los ojos que lo ciega momentáneamente, por dónde queda la Puerta del Sol, en tanto su compañero, de no más de diez años, alarga la mano y se lleva corriendo como una gacela el iphone que el incauto ha perdido para siempre.
Por la calle Huertas, un escocés -se supone- con falda a cuadros y enseñando unas canillas de polvo de talco, camina con su señora -seguimos suponiendo- que lleva un pantalón vaquero ajustadísimo sobre tacones de aguja, mientras ambos adoptan una actitud altiva y señorial propia del Medievo.
En Chueca, un gay italiano pretende ligarme -animado quizá por la facilidad de las bodas en España.
En la Puerta del Sol, cercana a la rosa de los vientos, en donde está el kilómetro cero de todas las carreteras de España (qué pedantería centralista, verdad), la derecha española organiza una concentración en contra de la convocatoria-referendum catalana y a favor de la unidad de España. Bajo los brazos de algunos, mucho "abecé", "elmundo" y "larazón".
Junto a ellos, un joven reparte libelos instando a que se convoquen urgentemente Cortes Constituyentes y que se declare ¡ya! la III República.
Madrid, sólo Madrid.
Paco Huelva
Octubre de 2014