La audacia, el silencio, de Mariateresa Di Lascia (2014)
A ti me acerco trayendo un presagio.
(Arquíloco)
De la política y escritora Di Lascia, que ejerció puestos de responsabilidad en el Partido Radical italiano, incluso como parlamentaria -defensora de los derechos civiles, el medio ambiente y más conocida por su encarnizada lucha a favor de los más débiles-, solo se ha traducido al español esta novela (en dos ediciones, una en mayo y otra en septiembre de 1996) en Tusquets Editores.
El texto supone una onda reflexión sobre la enfermedad, la muerte, el silencio de los marginados y la constante búsqueda/pérdida de la identidad (esa "cosa" a veces tan difícil de definir).
Con un lenguaje culto y erudito, al menos en esta traducción realizada por Esther Benítez, Di Lascia crea un personaje (Chiara) angustiado por el asma, que, a través del recuerdo, nos cuenta la historia de su desaparecida familia, a la que no tardará en acompañar en cuanto sus pulmones se nieguen a admitir aire alguno a pesar de sus denodados esfuerzos por respirar.
Di Lascia ha sido comparada en su narrativa con Anna María Ortese, Lalla Romano, Natalia Ginzburgo o Elsa Morante.
Pero lo que no encaja ni con la cola usada para la producción de taraceas, a pesar de que "La audacia, el silencio" es una magnífica novela que merece ser leída por lectores exigentes, es que... en la pestaña del libro de Tusquets, se compare la misma con "El Gatopardo" de Tomaso di Lampedusa, utilizando como razones que ambas obras consiguieron tras su publicación el Premio Strega o que los dos autores fenecieron antes de ver publicada su obra. Los fundamentos de esta tesis no se sostienen por lado alguno.
"La audacia, el silencio" de Di Lascia es una novela con una singular estructura, digna por tanto de ser leída, pero nunca comparada con "El Gatopardo", esa colosal obra que nos legó el aristócrata siciliano.
Paco Huelva
Julio de 2006