Guerras
Escucho estos días apesadumbrado los partes de guerra que se emiten desde Gaza, El Líbano, Irak, Afganistán..., así como las amenazas cada vez más sólidas de Occidente en contra de Corea y de Irán. Y me pregunto ¿cuántos muertos hacen falta para ponerse de acuerdo? No recuerdo época alguna en mi vida que no haya desayunado con unos pocos de muertos, con cadáveres destrozados por la intransigencia, el delirio y la inhumana sed de ocupación de los detentadores del poder. No tengo esperanzas de que este dilema que atravieso tenga solución, pero me apenan los muertos. Si no hay voluntad de acuerdo es imposible no desembocar en la tragedia. Leer a Shakespeare podría ayudar a comprenderlo. Pero el conocimiento de nada sirve ante la avaricia de los poderosos y sobre todo, ante el fanatismo desmedido e incontrolado. ¿Por qué mantenemos un organismo como las Naciones Unidas? ¿Para qué sirve, excepto para que los países con derecho a veto legitimen sus actuaciones en el mundo?
Es que Hiroshima, Paco, sólo certificó la barbarie y en ningún caso la finalización de una guerra. Una guerra que va mucho más allá de lo que aparece en los medios de información masiva interesada con cuentagotas (se vé que el interés de los rentables cuernos del famoseo es mucho mayor), pues no deberíamos olvidar la guerra velada del hambre (la que más muertes origina con diferencia), o, por ejemplo, el asesinato impune que perpetran los mercenarios al servicio de las trasnacionales, por ejemplo, petrolíferas, de los seres humanos, despojados de sus tierras, que osan hacerles frente. Por no hablar de las muertes, también asesinatos, que produce la avaricia de la industria farmacéutica.
Y los presidentes y consejos de administración de esas transnacionales, auténticos asesinos de masas, criminales contra la humanidad, nunca serán juzgados por tribunal internacional alguno, ni acabarán, como merecen, con sus huesos en la cárcel de por vida.
En cuanto a lo que afirmas en tu pregunta retórica, aún estando de acuerdo con ello, no puedo dejar de pensar que puede que siempre sea mejor que exista la ONU a que no existiera. Aunque, por supuesto, necesita una limpieza y una transformación a fondo,
Un abrazo
Rafa