Asesinatos y Servicios de Inteligencia

Mientras Litvinenko, el ex espía ruso fallecido en un hospital londinense después de luchar contra la muerte durante doce días, entra en el libro de personas desaparecidas -asesinadas- de las que nunca se sabrá nada por falta de reconocimiento público, por desinterés o, aunque parezca contradictorio, por interés político, quién o quiénes fueron sus autores ni tampoco, de manera fehaciente, quién o quiénes ordenaron quitarlo de la circulación, el presidente Putin, el dueño del gas que a Europa tanta falta le hace, dice algo así, como que: a él, porqué lo señalan con el dedo, que el tal Litvinenko ha muerto en Londres, y, aunque el fiambre es de nacionalidad rusa, fue espía de la KGB -que el propio Putin dirigió antes de llegar al Kremlin- con el rango de coronel, a él que lo registren; que el problema es de Inglaterra no suyo. Más o menos.
Esto, si lo pensamos un poco, es lo de siempre: una trama que no ha sido ideada por ningún escritor de novelas de espías, sino que se trata simple y llanamente de la eliminación de alguien que estorbaba a alguien para mantenerse en el poder. Ni Follet, ni Le Carré, ni Collins, ni Greene, por citar sólo a unos pocos de escritores de éxito en este género, hubieran podido diseñar una muerte tan sofisticada. Uno va a comer y se pega, no se sabe cómo, un tragantón de Polonio 210, y punto: en doce días es un cadáver exquisito.
Lo curioso de todo esto es la pasividad con que los líderes de la Unión Europea -que se encontraban reunidos en una cumbre en Helsinki con los máximos dirigentes rusos- aceptaron -sin rechistar- las declaraciones de Putin, quien vino a decir en síntesis, las perlas que siguen a continuación.
Que no estaba claro de que se tratara de una muerte violenta -fallecer envenenado con Polonio 210 debe ser una nueva forma de muerte natural, desde luego, descrita ahora por primera vez-.
Que hay muchos crímenes políticos que nunca son aclarados totalmente y que espera que las autoridades británicas no contribuyan a instigar escándalos políticos que nada tienen que ver con la realidad.
¿Los asesinatos políticos no tienen que ver con la realidad? El trabajo que desempeñan los Servicios de Inteligencia, el antiguo KGB y el organismo que ahora lo sustituye, el SVR, que bien conoce Putin, así como el CNI, la CIA, el FBI, el MI5, el MOSSAD el BND... en qué esfera de la realidad trabajan? ¿Esa esfera está dentro o fuera del ámbito de control de la Política? Es decir, dentro de los gobiernos -al menos, los democráticos- cuyas decisiones han de ser respaldadas por sus parlamentos ¿se incluye o no, controlar a los Servicios de Inteligencia?
Este tipo de declaraciones, desde luego, lo que hacen es atentar contra la inteligencia de los gobernados. Llenar de sombras lo que se nos vende como un espacio de luz. Dice poco, además, sobre la confianza que la ciudadanía deposita en manos de sus dirigentes. Más bien, afirma, que el juego sucio en la alta política es la técnica común. Que la realidad política no esté en lo que se nos ofrece sino en lo que se nos oculta. ¿Toda forma de ejercicio de la Política -democrática o no- lleva aparejada un "lado oscuro"? ¿Un lugar, que no es de dominio público, sino que sus hilos se mueven desde instancias de poder no del todo controladas por las instituciones gubernamentales que debieran hacerlo? Tengo mi propia versión de los hechos, pero, por si acaso, espero que a Putin no le llegue este periódico.