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Animal número X

En el suplemento de un periódico dominical de esta semana entrevistan a Lahcen Ikassrien, un marroquí residente en España. Lahcen fue detenido en 2.001 en Afganistán e ingresado en la prisión de Mazar-i-Sharif, posteriormente, y equipado con una nueva cédula de identificación que le colocó un soldado norteamericano, fue enviado a Guantánamo. La nueva identidad con que fue bautizado por las tropas estadounidenses era la de "animal número 64". Hace poco, el juez Garzón -ese magistrado tan denostado por parte de la derecha española y por la corte de facinerosos que dirige un conocido director de periódico y, cómo no (algo que no se entiende de manera alguna, que no es concebible para una gran mayoría de creyentes) por una conocida cadena de radio tutelada, precisamente, por los prebostes de la religión mayoritaria de este país- consiguió su extradición a España del gobierno de EEUU, y ha sido absuelto por una sentencia de la Audiencia Nacional.
Para qué contar lo que ha pasado Lahcen, y que aún siguen soportando los presos que están retenidos ilegalmente en ese nuevo holocausto que es Guantánamo: da vergíenza, rabia, impotencia... Me sorprende, como demócrata, que esta cadena de radio -porque lo del director del periódico camina por otro lado- no sea capaz de levantar la voz, de denunciar, de solicitar alto y claro, lo siguiente: "que Guantánamo debe cerrarse, que los presos allí recluidos deben ser juzgados por tribunales ordinarios, que los dirigentes de EEUU y los gobiernos que han permitido tal salvajada, deben ser juzgados, a su vez, por atentar contra los derechos humanos y, en los casos que correspondan, por crímenes contra la humanidad...".
La situación en Irak es cada vez más insostenible. Empiezan a escucharse voces de muchos líderes políticos cada vez más críticas con respecto a la situación caótica que sufre este país. Incluso, hay movimientos claros tanto en Inglaterra como en EEUU que permiten otear que es necesario retirarse de la zona pero no se sabe cómo hacerlo. El miedo a que EEUU tenga que soportar otra crisis internacional como la que vivió con la retirada de sus tropas en Vietnam, empieza a calar en los estadistas de este país y sus resultados en términos de credibilidad internacional no gusta a nadie. Si por sus administradores fuera, seguro estoy que ya lo habrían hecho, pero no se encuentra la fórmula adecuada... ¿Cómo retirar ahora a los soldados, especialmente estadounidenses y británicos de un territorio convertido en un polvorín, destrozado, desarticulado, siendo además los instigadores principales -junto con el PP de Aznar, no nos olvidemos- de su invasión, con la excusa peregrina que ya nadie recuerda, de que Irak poseía armas de destrucción masiva y que se ha convertido en una de las mayores mentiras, reconocida incluso por el propio Blair y Bush? ¿Cuántos muertos llevamos ya? ¿Nadie va a pagar por ellos?
Hay muchos animales en la Política. Mucho descerebrado de corbata y chaqueta, de tarjeta visa a costa del erario público y de prebendas oficiales, de verbo rápido y modales exquisitos. La ciudadanía tiene que reflexionar muy bien antes de dar su confianza a estos profesionales del engaño, de los negocios, de las mentiras..., que juegan al ajedrez con las vidas y los bienes ajenos. Habría que identificarlos bien, muy bien: sería necesario.