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a que le cojo gusto a esto del blog...

Pedazo de pareja. Agustín Calvo, el padre de las afinidades electivas y su marío, entre otras cosas (como su inteligente ojo y verbo) que es, atención: el presidente de los cultivadores de caracoles, toma ya. Hay gente pa tó...¿quién repara en que debe de haber cultivadores de caracoles -aquí cabrillas-??. En Francia, para Navidades hacen unos caracoles con mantequilla que quitan el sentío.
Viven cerca de Barna pero muy lejos en cuanto a sus formas de vida. Agustín abandonó su vida urbanita y ahora vive con José Antonio en un pueblo de 400 habitantes. Las afinidades electivas es, realmente, un caldo nutricio y endogámico de la Poesía. Una idea genial. En él cabe casi toda la poesía presente. Agustín, sin embargo, más que administrador, es un artesano. Ambos son encantadores. Disfrutamos mucho con ellos y... las fotos que hizo Eva eran... una pedrá, vaya. No cuelgo ninguna porque no sé colgarlas y porque no se ve ná de ná.

El finde, largo finde, ha sido lindo. Agarrémonos a eso, a la suavidad de los presentes, a los días que se deslizan. Estar con Eva tantos días seguidos me salva del frío del mundo. Me arropa. Dios, cómo duele, a veces, querer tanto.

Cambiando de tema, hoy fuimos testigos de una situación un poco surrealista, fundamentalmente, por nuestra forma de concebir la muerte y el luto. En una marisquería a la que solemos ir bastante (aquí, en invierno sólo hay cuatro bares y medio) nos encontramos con tanta gente que parecía una boda. Pero todos llevaban gafas de sol y un gesto de tristeza, un rictus comunitario. Había parejas que se abrazaban suavemente, que se aliviaban...la com-pasión era evidente. De repente empezaron a salir jarras de cerveza y entre ellos comentaban qué raciones pedir para todos, tantos y de muy distintas edades (tb muchos niños). Era evidente que estaban tristes, muy tristes, que estaban de duelo, pero bebían y comían posando las gafas negras al lado de los tenedores. La idea me pareció más excelente que triste. Se sufre menos cuando se come y bebe como en una fiesta. José Luis y yo aplaudimos el extraño luto. Eva, comentaba eso de la muerte como algo que le ocurre a otros. Los niños la viven, por suerte, así. El caso es que nos quedamos demudados; y allí los dejamos, en ese extraño festejo. Yo me pido uno así, please.

Qué disciplinadita estoy hoy, ni me lo creo. A todos los que me habéis escrito en el otro post: todos sois parte de mi savia. Con vuestras entradas me hacéis el mundo más bonito.Muchas gracias, vidas mías. Os quiero. ¡¡¡¡Y ya dejemos de chuparnos las pollas!!!

Gracias.
archivado en:
MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
10/12/2009 01:53

Blogoterapia, yo la practico, me quedo más limpio que una patena y, qué cojones, es más barato que un psicoanalista.
Vino y besos.

Ra
Ra dice:
29/12/2009 18:50

Ahoj,
lo que se dice gusto, gustito..................
Besinos, Ra