Obra en proceso (2016)
Si la conformación del gobierno en España fuera una obra de teatro hace tiempo que se hubiera quedado sin espectadores. Resulta ciertamente alarmante que después de tantos días de este work in progress estemos de esta guisa, tal que el minuto uno después de las elecciones.
Anhelantes, expectantes, deseosos... pero sin que los líderes de las formaciones políticas con posibilidades de formar un ejecutivo, se tomen en serio el asunto de que se han acabado las mayorías y que hay que ceder, que consensuar, que pactar, y que ese es el mandato del pueblo soberano.
Reviso la prensa tintada y digital, husmeo por las declaraciones de Iglesias, de Sánchez, de Rivera, constato una vez más el silencio sepulcral de Rajoy y, una vez más, paso de la esperanza a la desilusión en un visto y no visto como quien se toma un vermut y le sabe a poco, o más bien a nada.
Hay escenario, sin duda (se llama España), pero no hay libreto ni regidor ni director; es más, los apuntadores son malos y los actores representan papeles que no convencen.
Incluso el público está tan confundido que ya le está empezando a dar igual si hay o no gobierno, de qué color, de qué ideología e, incluso, puede que haya olvidado al partido que votó porque poquito a poco lo que éste predicaba, ahora, a tres meses de distancia, ya es otra cosa.
De locura, mire.
Observamos cómo los intérpretes se juntan uno con otro, el otro con el otro, el segundo otro con el uno y ninguno con el sempiterno ausente de la Moncloa -ese Don Tancredo que también refleja Peridis en su viñeta-. Cómo todos, hablan escondidos tras las bambalinas y luego salen por separado después de un rato corto o largo, según se tercie, y nos cuentan cosas diferentes, obras distintas, como si en realidad hubieran estado hablando con la pared o contándose chistes.
Y nosotros, pobres electores, nada entendemos excepto que pasan los días y las semanas, y Rajoy sin moverse instalado en un quietismo casi insultante, mistérico, esperando que el empuje de los demás en el proscenio acabe, se supone que para salir, aunque no se sabe.
Así es la cosa, mientras que España sigue sin gobierno y el que está en funciones, que es gobierno pero en funciones, dice que se pasa por el forro lo que diga el parlamento: que de dar explicaciones nada.
Y lo peor es que la obra no tiene visos de acabar y no nos podemos marchar del teatro tal que los espectadores de La Caverna de Platón.
Y aquí estamos, esperando.
@pacohuelvacala