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Nieve, de Maxence Fermine


Maxence Fermine puso en circulación el relato Nieve en 1999, traducido al español en 2001 y distribuido por Anagrama en Panorama de narrativas. En la primera página le hace decir al protagonista del mismo, lo siguiente:


"Yuko Akita tenía dos pasiones.


El haiku.


Y la nieve."


Y continúa, en un primer capítulo que sólo tiene trece renglones:


"La nieve es un poema. Un poema que cae de las nubes en copos blancos y livianos" (...) y, "el haiku (...), es un breve poema compuesto por tres versos y diecisiete sílabas. Ni una más."


En la familia de Yuko Akita lo consuetudinario marcaba que los hombres debían ser sacerdotes o guerreros. Akita, a la hora de elegir oficio, decide ser poeta. En ese momento a Akita le dijeron: "la poesía no es un oficio. Es un pasatiempo. Un poema es agua que corre. Como este río."


Ante su firme posición el sacerdote insiste e inquiere a Akita: "¿qué es la poesía?" Este contesta: "Es el misterio inefable (...), decir lo indecible (...), viajar sin moverse..."


El único objetivo que persiguió durante su vida este personaje de Maxence Fermine fue buscar "las diecisiete sílabas más hermosas del mundo."


¡Qué grandeza!


Qué grandeza trabajar para vivir y vivir sólo para la consecución de un noble objetivo, sea el que fuere. En vez de vivir para trabajar o, en su caso, vivir exclusivamente para buscar trabajo, como está ocurriendo ahora en este continente que hollamos.


Hay quienes afirman que Nieve es un plagio de Seda, de Alessandro Baricco, pero... se dicen tantas cosas, verdad, tantas tonterías.


No entremos en guerra porque ello solo aporta muertos, o mutilados (físicos o psíquicos), y vayamos a lo esencial.


Ambos textos, Nieve y Seda, deben ser leídos porque suponen la esencia de algo que principia a rodar en Occidente en una fecha determinada, pero, que, en Oriente, es tan viejo como la existencia de los ideogramas: una nueva forma (sintética, libre de adjetivaciones, de metáforas, de falsos mimetismos...) de hacer prosa: prosa poética: poesía.


Una cosa más, el poeta (en sentido helénico) es el único que puede rivalizar con los dioses, el único capaz de crear.


"Nieve límpida


pasarela de silencio


de belleza."



"Música de nieve


grillo de invierno


bajo mis pasos."



"Mujer agachada


que orina y hace fundir


la nieve."



"Así eran los haikus.


Algo límpido. Espontáneo. Familiar. Y de sutil o prosaica belleza.


No evocaban gran cosa para el común de los mortales. Pero para un alma poética eran como una pasarela hacia la luz divina. Una pasarela hacia la luz blanca de los ángeles."




Paco Huelva


Octubre 2013