Memoria breve

Cuando suenan campanas llamando a nuevas confrontaciones bélicas hay una parte de mí que se violenta, una especie de voz interior que me impulsa a la insurrección permanente, a convertirme en apátrida, en ciudadano del mundo, a desposeerme de banderas y de símbolos, a la no creencia en la Justicia, en la Solidaridad, en la Equidad, en la Igualdad... en todos aquellos bastiones que debieran definir el comportamiento de los seres humanos y que sin embargo sólo son falacias y vanas palabras para amansar al pueblo, y que los gobiernos, todos, según qué circunstancias, manejan con la sabiduría que da el diplomático conocimiento de milenios engañando a los administrados, a los que se pasan por el arco del triunfo.
No hay que ser muy sagaz para concluir lo anterior: véase la Historia o los acontecimientos actuales en esas partes del mundo que están bajo la mira telescópica de los francotiradores imperialistas. Esos que disparan y luego comprueban si existía peligro.
Con el tiempo, si se demuestra que no lo había, en el mejor de los casos dirán que se equivocaron, que fue un desgraciado error, pero, entre medias, habrán enterrado a cientos de miles de inocentes. Punto.
Es terrorífico que a los instigadores de esta forma de solventar las cuestiones no se les acuse de crímenes contra la humanidad. Y me estoy refiriendo a gobiernos elegidos democráticamente en los más de los casos, entre los cuales puede incluirse el español en época no demasiado lejana por sus incursiones en Oriente. Más de un millón de muertos por la existencia de armas de destrucción masiva (que nadie ha podido demostrar que las hubiera) en Irak.
Diez años después algunos han hecho negocios y la desestabilización se ha instalado en la zona.
¡Qué breve es la memoria!
Bueno, pues ahora nos quieren enredar otra vez. Es cierto que han masacrado con armas químicas en Siria a un montón de personas, niños incluidos. Y que los responsables tienen que pagar por ello. Pero quien subscribe no tiene claro que sea el presidente Bachar al Asad (a quien Alá mande al Infierno), los rebeldes sirios, cualquier otra organización radical, alguien que esté interesado en desestabilizar dicho territorio, o quienes carajo fueren, los que finalmente han instigado tal felonía.
Hay que ir a por ellos, juzgarlos, encerrarlos y que se cumpla lo que sea que emita el tribunal que los juzgue. Pero ¿bombardear Siria para vengar a los muertos? ¿Estamos locos? ¿Qué ocurrirá con la población civil? ¿Echaremos otros miles o cientos de miles de muertos encima de los muertos gaseados con productos químicos? ¿Se arreglará algo con esto?
¡Me da miedo pensar!
http://www.elperiodicodehuelva.es/index.php/component/k2/item/30662-memoria-breve