Llantos (2015)

Es mucho peor, más dañino, más horripilante y angustioso, el llanto que no sale por los lagrimales.
Ese llanto callado, quedo, ese que no sale por los lagrimales, destroza las neuronas, rompe con una explosión el cerebro, derriba familias, casas enteras, absorbe los tuétanos, convierte la saliva en bilis, la sangre en queroseno...
Ese llanto que no sale por los lagrimales enturbia la vista hasta dejar ciego al portador del cuerpo, lo deja solo, aislado... muerto.
No hay llanto tan doloroso como ese espasmo quieto, ese aluvión de soledad e incomprensión que paraliza el ánimo rompiendo al sujeto.
Falto de venero, de fuente por donde salir, ese llanto recorre los dentros lodazándolo todo, enfangando el pensamiento, aniquilando el devenir, convirtiendo el presente en un cementerio, en un lugar inhóspito, intratable e imposible de vivir.
¡Ese llanto que es mi llanto, es el peor llanto! -dijo mientras daba un portazo, se largaba de mi vida y señalaba con el dedo las lágrimas que rodaban por mi cara anonada por el espanto.
Paco Huelva