Lectura
La Federación de Gremios de Editores (FGEE) fue creada en 1978 y reúne a más de 700 editoriales españolas. Este año, junto con el Ministerio de Cultura, han sacado a pasear por las playas de nuestro país (como sueños de verano) a personajes de novelas por todos conocidos: Don Juan Tenorio -que buscaba un amor estival-, Don Quijote - que confundió "La Peña" de Mataslacañas con un gigante de piedra-, Sancho Panza -que, cansado del burro, quería llevarse un caballo marismeño- , La Celestina -cerrando citas amorosas a los viandantes en bañador-, El Capitán Garfio -escondido tras unas gafas de sol para que Peter Pan no lo localice-, Alicia (un poco llorosa por no encontrar un país maravilloso), Sherlock Holmes -investigando a presuntos especuladores de suelo-, Drácula -con intenciones de morder a las alemanas de piel de nácar- y al ciego del Lazarillo de Tormes -que daba bastonazos a diestro y siniestro obsesionado en que le robaban-. La iniciativa de la FGEE que comenzó en La Coruña y finalizó en Matalascañas -el día 20 de agosto- es loable y hay que apoyarla. Entre sus objetivos empresariales están defender el interés del sector, promover el libro y la lectura y realizar estudios de mercado que aumenten el beneficio de sus asociados. Pero habría que añadir algo que no se dice, y es que los libros en España son muy caros. Leer en este país, para aquellos que aman la lectura, resulta muy costoso. Si la lectura -que estimula la imaginación, desarrolla el pensamiento, forma al individuo y por tanto, a la sociedad en que vive- se convierte en una cuestión de mercado tal como la FGEE la entiende -utilizando técnicas empresariales como si de vender licores o acero se tratare- estamos enfocando mal, pero que muy mal el problema. Incentivar la lectura sí, pero abaratar el coste de los libros también y ambas cuestiones son responsabilidades públicas no privadas.
"La cultura es conversación. Pero escribir, leer, editar, imprimir, distribuir, catalogar, reseñar, pueden ser leña al fuego de esa conversación, formas de animarla. Hasta se pudiera decir que publicar un libro es ponerlo en medio de una conversación, que organizar una editorial, una librería, una biblioteca, es organizar una conversación. Una conversación que nace, como debe ser, de la tertulia local; pero que se abre, como debe ser, a todos los lugares y a todos los tiempos". Gabriel Zaid. Yo también le meto mano a todos los periódicos de Huelva cuando puedo. Saludos acentuados.