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Las hijas de Yemayá, de Inmaculada García Haro (1) (2014)


"...mi casa interior
permanecerá incólume
a todo embarcadero
pues las agendas
no tienen copias de seguridad
ni matasellos."
(IGH)

Yemayá en algunas culturas representa la génesis de la vida. Es origen, núcleo, templo sacro, cuna que a su vez es fuente: útero; Yemayá es el lugar en donde reside la maternidad y la fertilidad encuentra asidero: explicación.

Enredo de cabellos azules
lenguas y labios.
Dedos que se aferran,
manos ondulantes
tiernas como plumas
que hacen sonar cada pliegue
de mi caja de música.
El amor en un bar despide
el ocaso sexofóbico
con olas de terciopelo
que limpian con azúcar y caña
la memoria táctil
de la hija de Yemayá.

El amor es goce sin duda, pero también sufrimiento. De ahí que a Yemayá la asocien con el batir de las olas, con el ir y venir, con el llanto y la risa, con ese llover y escampar que es la vida de todos, por otro lado tan grande (por ser exclusiva, única) y tan pequeña, si la comparamos con lo inconmensurable del tiempo. Como puede inferirse del siguiente poema de tintes lorquianos:

Han parido los sarmientos
salpicaduras de risa.
Baco reparte ambrosía.
¿Por qué el vino se hace oscuro
si nace de lunares verdes?
Escanciemos el mosto
en doradas copas
hagamos de la fugacidad
nuestra victoria.

La escritora Inmaculada García Haro, en Las hijas de Yemayá (Editorial El desván de la memoria), capta la sapiencia que viene del conocimiento primigenio, de la madre, pero también sabe que nada es estable, que existe el orto y el ocaso, el dolor y la felicidad, lo mudable, lo cambiante, como el mar... ese "inexplicable" y eterno movimiento.
Con un excelente prólogo de Luis Pérez Fuillerat que induce a la reflexión, los veinte poemas recogidos en el libro vienen acompañados de diez exquisitas ilustraciones de Carlos Esteve Secall y una de la propia García Haro. Una interesante aproximación no sólo a la ética sino también a la estética este poemario de García Haro, basado a mi entender en cuatro elementos: Amor, Agua, Deseo y Tiempo.

Paco Huelva
Enero de 2014