La mierda

El estudio de la escatología debe ser una asignatura obligada en la alta política. Un micrófono que se encontraba abierto por error, ha llevado parte de una conversación privada entre Bush y Blair a los oídos siempre atentos de los reporteros que cubrían la cumbre del G8 en San Petersburgo. El presidente norteamericano con un lenguaje tabernario -no olvidemos que Bush se curó del alcoholismo con la lectura continuada de la Biblia-, le dijo al dirigente británico que Condi (la omnipotente Secretaria de Estado) viajaría pronto a la zona y que, lo que tenía que hacer es: "conseguir que Siria obligue a Hizbulá a parar toda esta mierda." La pregunta obligada que debiéramos hacernos, sería: ¿Por qué Bush no obliga a Condi para que, de paso, le diga a Israel que pare la mierda de masacre y destrucción generalizada que lleva a cabo con total impunidad en Gaza, Cisjordania y Líbano? Una vez escribí que -al parecer-, la mierda de los poderosos da la impresión que huela menos que la de los deprimidos; hoy me ratifico en la frase.