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La Convención

En una época muy lejana de la historia de la humanidad, encerraron en un castillo a un grupo de hombres y mujeres -pertenecientes a todos los países del mundo- para que solventasen el problema existente entre las diferentes civilizaciones. En ese lugar no faltaba de nada; era como un paraíso autosuficiente que contenía todos los elementos necesarios para el abastecimiento de sí mismo y sus moradores. El castillo estuvo defendido permanentemente por una fuerza militar aliada para este asunto en concreto.
Los que fallecían eran sustituidos por personas del mismo país, del mismo género y de la misma profesión. Los nuevos inquilinos desaparecían de la circulación sin más -en sus países de origen- y no se volvía a saber de ellos.
Este asunto fue descrito por primera vez en documentos secretos encontrados en un viejo castillo de Stranford, en lo que hoy es Nueva Zelanda, al igual que en otros textos de la misma calificación, que fueron retirados de la circulación en los siglos XIX y comienzos del XX. Después de finalizada la primera gran guerra mundial, se perdieron la pista de los mismos, y hoy, es un secreto que escandaliza a las pocas mentes lúcidas que intuyen su existencia pero no pueden probarla con argumentos.
Algunos historiadores y especialistas del género han esbozado la existencia de lo que han dado en llamar "La Convención", pero ninguno ha podido demostrar con objetividad y suficiencia lo que por otra parte ha sido rechazado de plano por los gobiernos de muchos países y sobre todo por las Naciones Unidas desde que este organismo existe como tal.
Nadie por tanto conoce lo que en intramuros se hace en ese edificio, ni en dónde, en realidad, puede estar situado. Se sospecha, sin embargo, que a lo largo de su ya dilatada existencia, esa residencia de insignes ha cambiado de lugar bien por catástrofes naturales que le afectaron, por guerras cercanas a los países donde habitaban o por otros motivos que se desconocen. También se sabe, no acierto a dilucidar cómo, que nadie salió de allí vivo para contar lo que en ese incierto lugar se hace.
La Convención es el secreto mejor guardado del mundo, no comparable siquiera con el verdadero lugar donde está enterrado Jesús de Nazaret; con la homosexualidad nunca descrita de Napoleón o con la tumba de Hitler -que no murió de un disparo como se dice y que salió indemne del acoso aliado- que está enterrado con otro nombre en un lugar de Sudamérica -que los nazis defienden con veneración-, ni con otros grandes enigmas, de esos que entretienen las vidas de multitud de investigadores tanto de Oriente como de Occidente.
A veces en las hemerotecas, hoy que Internet lo invade casi todo, pueden encontrarse alusiones al respecto. Hay jefes de Estado que han preguntado a sus primeros Ministros por la sede de La Convención, pero ninguno que se sepa ha podido responder hasta hoy, excepto con un: "Sí, he oído hablar de ella, pero no tengo más datos al respecto". Respuesta muy diplomática que nos deja en cambio con la misma incertidumbre.
La Convención parece destinada hoy a convertirse en un invento literario. Es decir, una elucubración realizada por alguien en algún lugar y en una época pasada, que tampoco puede datarse, y que se ha venido arrastrando en la memoria colectiva de los pueblos, que es como antes de la escritura, se transmitían las historias de generación en generación. Pero muchas personas, yo entre ellos, no nos dejaremos engañar por esta pueril argucia esgrimida como un eslabón más con que confundir a los demás. Una mentira de este calibre no puede sostenerse durante milenios y no tener una base argumental sólida que haga realidad su existencia, por encima de viles habladurías que sólo pretenden distraer la atención de lo que se busca.
No obstante, la carga de la prueba de su no existencia debe estar en quienes la rechazan de plano y no, en los que como yo, estoy seguro de que La Convención existe.
Nadie debe dudar de que La Convención es el secreto mejor guardado de la Historia con mayúsculas de la humanidad. Es más, me atrevería a decir, que es el único secreto no revelado. Incluso, si esto fuera sólo una "idea" literaria, habría que pensar que no estaría mal que existiera un organismo de estas carácterísticas.
archivado en:
alargaor
alargaor dice:
03/08/2006 15:58

Alucino taco.... y me pregunto: para qué, quiénes, y cómo llegaron a ser esos guardianes defensores permanentes del castillo "una fuerza militar aliada""para este asunto en concreto."
(Enmienda presentada en La Convención por el paisano de las islas Feroe, y que fue rechazada por el veto de Trinidad Tobago, indígena mapuche anotxe de tinto con blanca hasta las trancas):-)
1bsoT

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
03/08/2006 16:41

Veo que aunque estuviste a punto de naufragar en tinto con banca (¡Ehhhh!, quiero decir con blanca, no sin blanca), tu habilidad al nado -que no a la nada-, alivió el pesar que tu naufragio traería a la peña. ¡Cuidate!
UN ABRAZO
PACO HUELVA

Avino
Avino dice:
03/08/2006 16:51

Paco, sabes algun libro o algo, (imagino que si es tan secreto sera dificil) que toque el tema, es la primera vez que oigo hablar de eso?

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
04/08/2006 11:14

Evidentemente esto es un cuento, lo que no quiere decir que no pudiera ser cierto.
UN ABRAZO A LOS DOS

PACO HUELVA

rafa leon
rafa leon dice:
04/08/2006 11:46

Masones, Illuminati, club Bildenberg... percibidos, por la opacidad que los preside, entre la historia y la leyenda, pero realidades incuestionables. Igual que los consejos de administración de las grandes compañías transnacionales (o transcoloniales). El lado oscuro -ya lo sabes, Paco- es poderoso, y sus "convenciones", aunque sus contertulios tengan libertad para entrar y salir, están a la orden del día.

Un abrazo
Rafa

Avino
Avino dice:
04/08/2006 13:07

Paco, dentro de esa terminología "la convención", vale, será ficticia, pero yo soy de los que estoy convencido de que el mundo hoy esta mandado por los consejos de administración de 5 ó 6, no más, multinacionales, que hacen y deshacen bajo su único fin EL DINERO. Se saltan fronteras y con sus presiones, financiaciones electorales... tienen a los presidentes de los "potencias mundiales" como marionetas para sus planificaciones económicas. Por lo tanto yo tampoco voy a ir con la carga de la prueba se su ficción dado que estoy totalmente seguro de su existe.

Has descrito una realidad disfrada de cuento, me gusta
Un abrazo Paco

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
04/08/2006 14:19

La realidad, estimados amigos, como sabéis, siempre supera a la ficción. ¡Pues claro que existen esas Convenciones! Nadie -con algo de sentido común- puede pensar que el mundo se rige por la acción exclusiva de los Gobiernos -lícitos o adquiridos por la fuerza-. El verdadero poder está en esos conciliábulos, fuera de los focos, fuera de las miradas. Siempre existieron y además, lo seguirán haciendo. La economía (hoy representada por la Banca y por tres o cuatro multinacionales), las religiónes, especialmente las monoteístas (que se reparten el fervor de los fieles del mundo, con zonas perfectamente acotadas) y el control de los medios de información (prensa, radio, televisíon, satélites, Internet, cine...)son los que realizan y estimo, que muy a menudo, este tipo de convenciones. Los Gobiernos cumplen sus designios o, en su caso, se derrocan.

UN ABRAZO
PACO HUELVA

juan
juan dice:
04/08/2006 19:43

Paco
De tí, me lo creo todo. Si tú lo dices y haces q sea así.
UN SALUDO
JUAN