Juegos vespertinos (2014)
Llegaron corriendo a la caseta del guarda de la alberca. Venancio no estaba. Mientras uno de ellos se desnudaba para bañarse en la pileta chica, donde bebían las bestias, el otro aprovechó la ausencia para visitar el tugurio de Venancio del que salió con una escopeta de dos cañones. ¡Alto! -dijo-. ¡Manos arriba! Su hermano, siguiendo el juego, se escoró hasta el alberchiguero y elevó las manos poniendo cara de resignación por haber sido descubierto por los buenos. El que apuntaba, mirando con cara de forajido, apretó uno de los gatillos. La descarga del arma lo tiró de espaldas y le dislocó el hombro derecho. Su hermano no tendría tanta suerte, murió desangrado por las postas del cartucho.
La escopeta de Venancio, por si se terciaba, siempre andaba presta para lo que fuere.
¡Ay, la cazaaa...! Cazadores cazados o "el tiro por la culata", nunca mejor dicho...