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III Gerra Mundial (2016)

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Que el mundo está en guerra es evidente. No hace falta que lo digan -como lo han hecho- ni Franí§ois Holland ni el Papa ni cualquier otro mandatario.
Porque la guerra, como todo, ha evolucionado y mucho. En este triste caso, para peor. Es decir, la capacidad destructiva de las armas en liza es tan demoledora, tan portadora de daños irreparables para las construcciones, las infraestructuras o el medio ambiente, sin hablar de lo fundamental, el inimaginable número de muertos y damnificados -físicos y psíquicos- que puede dejar en el escenario de la refriega el uso de los últimos inventitos de la industria bélica, que da pavor el sólo pensar que dicha rueca pueda ponerse en marcha y comience a bobinar una inconcebible negra madeja, por mor de unos pocos de locos y siniestros mandatarios públicos o de facto -que tanto monta.
Pero, nada hay que descartar del comportamiento inhumano del ser humano. Y esto no es un oxímoron ni se le parece, es pura Historia conocida por los alumnos de primaria de cualquier país del mundo. Por tanto, de qué nos extrañamos; si la ciudadanía, la que debiera detentar el poder soberano hace mucho que perdió las riendas de la toma de decisiones y la dejó en manos de unos burócratas, que -hayan obtenido el poder de manera democrática o por la fuerza- sólo legislan en beneficio de intereses espurios nada concordantes con los demandados por la ciudadanía a la que debieran servir, para qué quejarse, entonces.
No hace tantos años, la guerra se anunciaba públicamente, se llamaba a filas a la soldadesca que habría de morir en honor de tal o cual patria, se preparaban los pertrechos y el avituallamiento, se escogía incluso el lugar en donde se enzarzarían a mamporros, escopetazos o cañonazos, se elegía el día y la hora, y luego, alguien vencía y otro capitulaba.
Pero esto se acabó.
Las armas atómicas, nucleares, químicas o bacteriológicas son tan letales, que dicen los listillos que se tienen solo para intimidar. Hasta que explote una ojiva casual o intencionadamente, y como precaución, el resto de países destruirá el mundo habitable en un par de horas, por si acaso iba con él el tema. Un delirio absoluto.
Y como lo anterior no puede hacerse, pues se han puesto de moda los atentados, que necesitan menos recursos humanos y materiales, pero permite seleccionar el país que se desea aterrorizar. Y en esa estamos, en la tercera guerra mundial desde principios de siglo, sin siquiera anunciarla.