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Genocidios

Robert McNamara, exsecretario de Defensa de EEUU mantiene que en la guerra de Vietnam murieron 2,5 millones de vietnamitas. En Camboya murieron alrededor de 600.000 personas por las incursiones estadounidenses. En la guerra de Irak -en la de ahora, en la que se mantiene- han muerto 2.754 militares de EEUU y la friolera de 655.000 iraquíes. O sea, para entendernos, a Sadam se le achacaba haber matado en 25 años a más de 300.000 civiles; ahora, según datos de la Universidad estadounidense Johns Hopkins de Baltimore -publicados en la revista médica The Lancet- desde que comenzó la guerra han muerto, repito, 655.000 personas en Irak. Escalofriante. Patético. Nauseabundo... Que me perdonen los estrategas, este columnista sólo puede calificar estas circunstancias de genocidio, reitero: GENOCIDIO. ¿Para qué ha servido la invasión de Irak? ¿Y la de Afganistán? Alguien me quiere explicar el por qué no se para de una puñetera vez esta masacre. ¿Queda algo de dignidad en la política?
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manuel rubiales
manuel rubiales dice:
16/10/2006 10:37

Estimado Paco. Estados Unidos, creo que ya lo he comentado en alguna ocasión, es una nación llena de contradicciones, con grandezas admirables y miserias tan vergonzantes como deleznables. Una de las mayores ruinas del pueblo norteamericano es, sin duda, la prepotencia de la politica exterior de sus sucesivos gobernantes. Tratan a sus conciudadanos como bobos, que en parte lo son, manipulables y dirigibles, y al resto del mundo como una amenaza latente y condenada al abuso de su fuerza por el simple hecho de no cumplir con las ordenes del sherif del planeta, ese que maneja a su antojo el revolver y descarga el tambor en el pecho de cualquier otro que lleve cartucheras, aunque estas, a veces, solo estan llenas de pistolitas de agua. Saludos.

Pepito Grillo
Pepito Grillo dice:
18/10/2006 01:11

Alguien de origen alemán, llamado (antes de emigrar en 1938 a EEUU) Heinz Alfred Kissinger, llegó a alcanzar el puesto de Secretario de Estado en 1973 y participó en las negociaciones de paz en Vietnam, siendo merecedor (?) del Premio Nobel de la Paz por conseguir (?) la pacificación de Oriente Medio. Tan importante personaje tiene tanto que ver con nuestra tierra onubense como significa ser el propietario de una multinacional llamada Freeport Mc Moran Copper & Gold Inc.,cosa que no nos importaría mucho si ésta no fuera la accionista única de otra empresa mas conocida por nosotros: Atlantic Copper, S.A., la mayor fundición de cobre de Europa, sita en la Punta del Sebo, muy cerquita de nuestra ciudad.
Este hombre, eminente ciudadano estadounidense, dueño y señor de esta empresa que es dueña y señora sociológica de Huelva es alguién de quien se leen artículos titulados ¿Hombre de estado o criminal de guerra?, ¿Nobel de la Paz o genocida?, "El Plan Condor y el nobel de la paz", "Henry, retrato de un asesino"..........asesinatos,terrorismo, corrupción....ese era el trabajo de Henry Kissinger como hombre de estado, dicen sus detractores.
No me interesa el perfil de Kissinger mas que como propietario y decisor de una empresa multinacional que procura presentarse en esta ciudad como la salvadora de todos nuestros males y que, sin embargo, es la que los protagoniza.......con la ayuda y apoyo de, quienes defienden el extraño estatus de pretendidas soluciones económicas a nuestra tierra bajo un dáño infame e inmerecido que en Huelva sufren muchos ciudadanos sin saber de donde procede. En Huelva existe un problema sanitario llamado Arsénico, que se escapa intencionada e ilegalmente al entorno atmosférico y acuoso de Huelva desde la Fábrica de la Punta del Sebo. Y ello con la complicidad de un determinado partido político a cambio de ......vaya usted a saber qué. Esos índices de morbilidad por cánceres de pulmón, laringe y piel, que duplican la media nacional (datos del SAS) proceden de un auténtico GENOCIDIO que -procedente de EEUU- nos llega a Huelva de la mano de políticos permisivos y trepas que hacen cualquier cosa por mantenerse en el poder. Prestarse a eso desde puestos de la Administración y colaborar con el mantenimiento de ese "status quo" sin permitir que se reconozca una situación tan peligrosa no es otra cosa que apoyar otro tipo de genocidio, discreto y muy rentable, que sufre día a día y muy de cerca el ciudadano onubense. La consigna -mientras se pone carita de bueno- ya la conocemos: "Aqui no pasa nada"