EL NIÑO "ALEGRíA"
Al niño "Alegría" lo llevan en camilla por el pasillo del hospital. Son las cinco de la mañana. No se mueve. Está muerto. El equipo de trasplantes extraerá de su cuerpo algunos órganos: los riñones, el hígado, las córneas y, quizás, el corazón. Su semblante es sereno, tranquilo... en contraste con la actividad frenética que desempeñó en sus cincuenta años de vida. Veo cómo, en un hospital que duerme a estas horas, trozos del niño "Alegría" van saliendo del quirófano transportados por personal especializado. Ese día, el día de su muerte, partes del niño "Alegría" viajaron en vehículos de urgencia, en helicóptero, en avión, para dar la alegría de la vida a personas que la necesitaban. El niño "Alegría" ha muerto, pero no del todo. Sigue viviendo en la memoria de todo un pueblo, Almonte, que se echó a la calle para despedirlo. También, en otras personas que nunca sabrán quién les permitió alargar su vida y que hoy viven con sus órganos. Puede que el azar, permita que una de ellas llegue al bar, a su bar, y pida un vino corriente con caracoles.
Jo, Paco, me emocionaste