El hombre que bebe (2015)
Y pasa el hombre que bebe, el que depende del alcohol, el que no puede vivir sin él, o mejor dicho vive para él, para satisfacer la necesidad del mismo que tiene su sangre, su cuerpo y su mente.
Y pasa, ante mí, día tras día, año tras año, cada vez más deteriorado, más decrépito, más su rostro morado, más deshilachado su cuerpo, más lento, más obligado -justifica- por su sangre, por su cuerpo, por su mente, y pasa, decía, descubriendo diariamente la ronda de bares a los que se encuentra atado, hasta que al atardecer, o, a veces, hasta bien entrada la noche, con el cuerpo anestesiado, llega a rastras a la cama donde dormirá vestido, calzado, como un muerto en vida que se entrena para ser enterrado.
Paco Huelva
15 de octubre de 2015