Efectos colaterales (2016)
Hasta las gónadas. Justo hasta esa parte tan sensible y tan necesaria para el mantenimiento de la especie me tienen nuestros líderes políticos. Además, para más inri, de vez en cuando se me hinchan, creo que del berrinche.
Habrá quienes piensen que la tal cosa es una exageración, pero no, no. Puedo demostrarlo. Es más, me tuve que comprar un suspensorio para contenerlas dados su volumen y peso extremos. Un verdadero problema, oigan.
Iba por la calle andando con las piernas abiertas, oscilando entre la extremidad izquierda y la derecha en un bamboleo incesante -que ya lo quisiera para sí el péndulo de Foucauld- que no dejaba de ser tragicómico.
El asunto comenzó cuando se conocieron los resultados de las penúltimas elecciones a las que acudimos los españoles. Como saben, el líder del partido más votado declinó la posibilidad de formar gobierno y se quedó tan fresco; como quien está jugando una partida de póquer y no entiende, no quiere comprender, que el dinero con el que apuesta es de todos los españoles y que así juega cualquiera. En ese justo momento, tal como le expliqué al urólogo, empecé a notar la hinchazón en las citadas zonas pudendas.
Luego intentaron formar gobierno los líderes de los partidos que obtuvieron el segundo y cuarto puesto en la predilección de los españoles, y pasó lo que pasó; todo se fue al garete y fuimos a una nueva convocatoria de elecciones. Aquí, siguiendo las directrices del doctor, me tuve que dar de baja porque a los compañones no había pantalón de talla extra que los contuviera.
En las elecciones pasadas voté por correo dado que no me parecía de recibo ir al colegio electoral con la carretilla que utilizo para portar mis partes. Imagínense. Un asistente social ha de ayudarme a cargar ese escroto gigantesco, meterlo en el carrillo, y luego, empujándolo, ya puedo moverme con cierta libertad, mirando esa maldita sábana blanca con que me tapo la vergí¼enza que me han originado los cuatro estadistas que tenemos a la cabecera de los partidos que nos representan, y que, además, no están dispuestos a dar un paso atrás aunque se hunda España.
He consultado al médico qué cosa me pasará si ahora, tampoco, hay gobierno, y vamos a terceras elecciones. Ha sido categórico: Tendrás que ir a los sitios rodando. Serás una pelota en donde apenas se notarán un par de ojos.
Los españoles no nos merecemos esto, y, por mi parte, solo puedo añadir que no quiero que este huevo siga creciendo.