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Dioses (2) (2014)


Un sofista afirmó que los dioses fueron creados para vigilar a las personas cuando nadie las ve. Y puede que dicho razonamiento tuviera éxito en su tiempo y lo tenga aún para muchas personas en éste. Pero, esta solución que aportaron los sofistas hace siglos dejó de ser válida, claramente, un instante después de enunciarse la misma. Porque... los pillos, los bellacos, los poderosos, saben desde siempre que todo esto es un cuento.
La ciudadanía vive en un mundo virtual -en planos diferentes de comprensión- creado por la política, la religión y, en los últimos tiempos, por los medios de comunicación social -todos ellos controlados por la fuerza del dinero.
El elemento que mueve al mundo es el dinero, lo demás son accesorios; ingredientes que absorben nuestros sentidos y que ocupan el tiempo del que disponemos. Son el cebo, la carnaza que el poder -el dinero- utiliza para mantenernos encorsetados, maniatados a un lugar y a un pensamiento único, aunque este varíe de un país a otro.
Somos peones insignificantes en la rueda del mundo. Soldados rasos en el ejército global. Obreros sin cualificación de la fábrica que gobierna el sistema.
Los dirigentes de esta empresa son unos cuantos desconocidos que gobiernan los hilos del poder como si cada país, en conjunto, fuera una marioneta que han aprendido perfectamente a manejar para que ejecute todo tipo de movimientos según las circunstancias y de acuerdo a las necesidades cuyas estrategias ellos determinan a cada instante, a cada momento, en cada época.
Ellos, esos anónimos manipuladores del dinero, son los verdaderos dioses paganos del siglo XXI. En algún lugar ejecutan a alguien o realizan atentados selectivos -podríamos citar infinidad de ejemplos acuñados en las páginas de la Historia o simplemente, leer de cuando en cuando la prensa diaria-; en otros sitios permiten que la población se muera de hambre sin que además le prestemos atención alguna a este aberrante hecho porque nos mantienen distraídos con manipuladas informaciones; o, si así interesa, por motivos geoestratégicos o de obtención -robos- de recursos, auspician guerras civiles y derrocan gobiernos legítimos.
El objetivo final es que la humanidad viva en la inopia: convertirnos en seres descerebrados. Eso es todo.
Paco Huelva
Septiembre de 2014