Confusiones
Parece obligado -en un día como hoy- el hacer balance del año que se va y augurar el que viene con unas gotas premonitorias, pero no lo haré. Una fecha de almanaque es una guía para mejor llevar el paso de los años; una burda libreta que resalta los adeudos adquiridos, que fragmenta el devenir en trocitos de ilusión, en compromisos... Hoy, 31 de diciembre, fin de año, es un día como otro cualquiera. La parafernalia báquica con que lo adornamos sólo es un espejismo que adormece nuestro entendimiento, que esconde la racionalidad bajo capas de fantasía colectiva. Nada se acaba hoy y nada comienza mañana. Sólo es, repito, un guarismo en un modelo de calendario, un dígito inventado para cumplir con nuestras obligaciones sociales y comerciales. El tiempo pasa entre nosotros con la libertad de saberse ilimitado, incontrolable: eterno. Nosotros, sin embargo, aceptamos la quimera de fiscalizarlo, de medirlo, de entenderlo... Y esa entelequia, nos hace perder la realidad y vivir en un sueño del que raras veces despertamos. ¡Feliz 2.007!
Efectivamente un día como otro cualquiera; siguen desaparecidas dos personas tras la explosión en Barajas, Sadán ha sido enterrado en su pueblo natal, Zapatero suspende el diálogo con ETA,...si es que lo hubo, en somalia se están forzando a los niños menores de 12 años a combatir, sigue la búsqueda de cientos de desaparecidos en Indonesia,...como todos los días, pero eso sí, esta noche nos pondremos el disfraz y brindaremos con uvas y champán el nuevo año, bajo la luz de una sonrisa embriagada.
Yo te deseo, no un feliz año nuevo, más bien que tengas muchos días dichosos, mil momentos de plenitud y que el resto del tiempo no seas desgraciado.
Un abrazo