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Caminos que conducen a esto, de Andrés Ortiz Tafur (2014)


Escribir relatos no es fácil. El relato es un género que no todos los escritores dominan; es más, hay excelsos narradores que patinan "en corto".
Por descontado hay poetas, ensayistas, dramaturgos y novelistas que han hecho del relato una esencia idolátrica: Kafka, Rulfo, Monterroso, Chéjov, Borges, Edgar Allan Poe, Cortázar o Julio Ramón Ribeyro entre otros muchos.
Hoy hablamos de "Caminos que conducen a esto" (Edit. El desván de la memoria), de Andrés Ortiz Tafur. Un texto compuesto por veinticuatro relatos, podríamos decir, bien trabados.
Un libro de relatos no debe ingerirse de seguido. Se indigesta. Se confunden los personajes, las historias...
Como en la mar, cada olarelato sube hasta la cresta en la conciencia del lector (tal que el poema) pasando por encima de la esencia de la ola que antecede y achuchada por la perentoriedad de la historia que comienza. Por eso han de consumirse los relatos uno a uno y con su reflexión o digestión de por medio.
Este símil gastronómico les parecerá a algunos de un aberrante sibaritismo, pero, cada cual come o lee como le parece oportuno.
Hay que rumiar el relato hasta que se desnude por completo ante nosotros. Cuando eso ocurre, es hora de pasar al siguiente, nunca antes.
El articulista, escritor y compositor Ortiz Tafur se retiró del mundo y se escondió en la Sierra de Segura con la intención al parecer, de componer y escribir cuentos. Y punto. Desconozco cómo le va con la música, pero, este libro de relatos que ha parido en su alejamiento de lo mundano merecía ese esfuerzo, si es que la tal cosa no es una mejora de la calidad de vida, que entiendo sin duda alguna que sí.
Los personajes de los relatos incluidos en "Caminos que conducen a esto" son seres introspectivos, inquisitorios: navegantes de la duda en lo cotidiano y otras veces en lo excepcional; incluso en lo sorpresivo o en lo onírico. Pura creatividad, vamos.
Están conformados por las latencias que duermen en el (in)consciente de todo ser humano. Estrechos y oscuros pasillos que generan inquietud y que todos transitaremos o podríamos transitar. Porque, si algo tiene el pensamiento, es la capacidad para bosquejar increíbles estampas que da igual que provengan de la realidad o de la ficción porque tanto una como otra existen en la mente de quienes las originan.
Los relatos de este libro suponen una ventana por donde se vislumbra la incomprensión del ser humano ante lo que le rodea, sea la tal cosa lo que fuere: brazos que generan lluvia, muertos que imaginan sus entierros, hombres de color rojo o verde, personas hipnotizadas que recuerdan, mujeres barbudas de una belleza apabullante, cortadores de cabeza contratados por el Ministerio de Interior... y otras lindezas.
Este libro inaugura el camino de un escritor que ha nacido con oficio, con la sapiencia necesaria para recrear sueños: lo único que todo lector de literatura persigue.
Paco Huelva
Junio de 2014


Andres Ortiz Tafur
Andres Ortiz Tafur dice:
17/06/2014 09:58

Simplemente, decir lo que ya he dicho en otros foros, que me enorgullece sobremanera que un señor como tú, Paco, haya reseñado mi libro. Se trata de mi primera criatura; y créeme, estas palabras que le dedicas se quedarán presas en mi memoria. Un millón de gracias por el cúmulo de sensaciones regaladas.Andrés.

Agustin Roble Santos
Agustin Roble Santos dice:
20/06/2014 21:31

¡Enhorabuena, señor Andrés!Tenemos un gran amigo en común, ese SEÑOR, así,CON MAYÚSCULAS, que es Paco Huelva.Deseo que su libro sea un gran éxito en todos los aspectos.Agustín.

Andres Ortiz Tafur
Andres Ortiz Tafur dice:
23/06/2014 11:26

Gracias, Agustín. Un abrazo fuerte. Andrés.