AYUNO O MUERTE
Comer se está convirtiendo en una aventura. Me explicaré. Hasta ahora, comer era una actividad necesaria para el organismo que, además, y en ciertas ocasiones, uno podía convertir en un acto de placer. Unos buenos platos acompañados de un buen vino, algún licor, y una conversación amena y agradable era una delicia valorada por una gran parte de la ciudadanía en aquellos lugares donde la economía y las circunstancias permiten llevarla a cabo. Todos sabemos, también es cierto, que hay millones, reitero, millones de personas que mueren por no poder alimentarse, o sea, que mueren de hambre. Pero, ahora, también se puede morir ¡y de qué forma!, alimentándose, o sea, comiendo. Sólo hay que ser un disidente de algún régimen -político, me refiero-. Si lo eres, puedes morir alimentándote. Es lo que ha ocurrido con Alexander Litvinenko en Londres -antiguo agente del KGB-, con Yegor Gaidar en Dublín -padre de la reforma económica rusa- y con algunos otros que irán cayendo. Ser disidente hoy, parece que lleva asociado no comer; si comes, te mueres.
Ya me sorprendió leer el asesinato de Ana Politkovskaya. Al parecer no terminó ahí la cosa. Que terror!.
Un abrazo.