DE FELICITAS
No, no voy a escribir sobre propiedades o atributos de la excelente señora de "mi entorno" que así se llama. Es que me siento clásico y voy a escribir sobre la felicidad y me ha parecido molón titular esto como lo hacían in illo tempore.
Resulta que, tras haber publicado aquí unas notas sobre el pensamiento positivo, un mi amigo, asturiano él trasplantado a Extremadura y conrado a carta cabal, me cuenta que en la universidad gringolandesa de Harvard (que por cierto, últimamente está cayendo en mi valoración) hay un gurú llamado Tal Ben-Shahar dedicado a impartir cursos para ser felices a los que asisten 1400 alumnos por semestre (¡cuánta pasta, supongo!). Como no es cuestión de copiar aquí todo lo que se puede encontrar en la red voy a limitarme a esquematizar los 13 mandamientos que imparte con algún comentario mío, que de psicología no entiendo nada, quede claro, pero que alguna experiencia vital tengo, mirusté:
- Hacer ejercicio, el mejor antídoto contra la tristeza y el estrés. Pues nanay del Paraguay: cuando uno camina solo hay veces que vuelve más triste aún que cuando salió, y eso sin contar con lesiones y demás. Mi amigo Miramamolín escribió sobre el asunto hace siete años.
- Desayunar: glorioso descubrimiento, vive God: si alguien no desayuna será por pobreza, ergo infelicidad. ¿Todo el que desayuna es feliz?.
- Agradece a la vida lo bueno que tienes. Haz una lista de las 10 cosas que te hacen feliz (y si tengo diez cosas que me hacen feliz, ¿para qué ir a ese curso?).
- Sé asertivo, mejora tu autoestima. Sí, especialmente cuando no encuentras trabajo por mucho que lo busques.
- Gasta tu dinero en experiencias, no en cosas. Y si no tengo o no me sobra dinero, ¿seré feliz? Esto me ha recordado un curso empresarial en el que se nos contaba que uno de esos motivadores gringos decía en un libro que para hacerse millonario en poco tiempo había que empezar ... invirtiendo un millón de dólares en ... De coña, ¿no?
- No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. ¡Otro descubrimiento! Me lo decían cuando era un crío sin cobrarme ni un céntimo. Naturalmente, si pagas hoy la multa sin recargo te sentirás felicísimo.
- Recuerda lo bonito de tu vida: llena la nevera, el ordenata, el escritorio, el dormitorio, tu vida de recuerdos bonitos. Pues a ver cómo meto en la nevera a mis hijos, nietos, amigos, reuniones, etc ... ¡Se van a resfriar, cognibus!
- Sé amable con la gente, sólo el sonreir cambia el estado de ánimo. Aquí hay algo de cierto, pero cuando me sonríe algún vendedor, en general, no me da la impresión de que sea feliz, sino que le han enseñado a hacerlo en los módulos.
- Usa zapatos cómodos. Tercer invento glorioso. Es que lo normal -y de ahí tanta infelicidad- es ver a la gente cojeando por las calles. El consejo se basa en un aserto del presidente de los ortopédicos usacos.
- Cuida tu postura: anda derecho, con los hombros hacia atrás y la vista al frente. Como en la mili, que éramos superfelices, lo juro.
- Escucha música, querrás cantar y bailar. O no, depende de la música que oigas o de si te gusta bailar, o cantar. Yo disfruto mucho oyendo el Requiem de Verdi y me horripila oír un rock.
- Lo que comes tienen gran impacto en tu estado de ánimo. Claroooo ..., entre un 5J y un puñado de moscas no hay comparación.
- Ponte guapo. ¿Y quien, haga lo que haga, es feo sin remedio?
Hay otro aspecto de la felicidad que me ha llamado la atención en los últimos tiempos, y es la manía -o la jeta- de quienes ahora la enuncian con fórmulas matemáticas. Como otro gringo llamado Seligman, psicólogo de los positivistas que en el libro "Sonríe o muere" se cita y comenta una entrevista entre la autora y él, que os resumo. La fórmula que propone en su libro "Authentic Happiness" (de 2002) es:
H=S+C+V, siendo H el nivel de felicidad, S la situación de partida, C las circunstancias de tu vida y V los factores bajo control. Por tanto,
H=f(S,C,V), es decir que la felicidad está en función de S, C y V.
Barbara Ehrenreich le preguntó que cuáles eran las unidades de medida y él le dijo que había que "poner factores", por ejemplo C descompuesto en 20 factores; ella le preguntó qué cómo se reduce ese C a un solo número y él le responde que hay que "aplicar el coeficiente beta" (algo que se aplica en correlaciones estadísticas para hacer predicciones, lo que no es el caso para una simple ecuación). Doña Bárbara lo explica muy bien en las pgs. 188 y ss. de "Sonríe o muere" llegando a la conclusión de que es una tomadura de pelo, pero las fórmulas molan porque hacen que todo parezca muy científico.
Algo así hizo Punset en su libro "El viaje a la felicidad: Las nuevas claves científicas (2005)", que me leí en su día. Su fórmula:
F = E*(M+B+P) /R+C
donde:
E son las emociones implicadas en nuestras acciones.
M los recursos y el coste energético del mantenimiento de nuestro organismo
B es la búsqueda de nuevos horizontes (intelectuales, emocionales, profesionales, etc.)
P es el parámetro que define las relaciones interpersonales.
R sería el símbolo que representaría los factores externos reductivos de la felicidad (religión)
C sería el representante de los factores internos tales como: las mutaciones genéticas lesivas que producen enfermedades congénitas, el desgaste celular, etc...
El profesor Marmelada en la revista del grupo de investigación "Ciencia, razón y fe" de la universidad de Navarra hace un análisis en el que, entre otras cosas, dice que:
- recuerda al intento de Baruch Spinoza de demostrar los fundamentos de la ética al estilo de los geómetras (con axiomas, corolarios, etc...).
- se echa en falta en la ecuación las unidades de medición (como en la fórmula del gringo).
- la idea de que sólo la ciencia puede darnos las claves para ser verdaderamente felices es una idea trasnochada. En efecto, esta idea arranca, por lo menos, desde los tiempos de la Ilustración en el siglo XVIII y su ya caduca fe en el mito del progreso indefinido tecnológico, pasando por el mesianismo promisorio del positivismo cientificista decimonónico.
Puede verse el artículo completo aquí: http://www.unav.es/cryf/cienciayfelicidad.html, pero siempre teniendo en cuenta que el grupo de investigación y la universidad a la que pertenece pueden ser opusdeístas y, por tanto, mediatizado por la fe.
De todos modos, a mí la fórmula para la felicidad que más me convence es ésta, anónima:
S+D+C+F ..sexo, deporte, comer y fiestas
Ya puestos, recuerdo que se puede formular cualquier cosa, como yo mismo hice aquí.
En suma, todo esto huele a dinero, como dirían un gringo o un modelno: business is the business, o, dicho en español, la pela es la pela, y en la era del euro: el pelo es el pelo, pero puestos a que nos lo tomen, mejor en la peluquería que es más barato y se oyen conversaciones que hacen reir.
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