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OTRA VEZ PENSAR EN POSITIVO

Hace unos meses mi amigo Fray Fossor publicó aquí unas irónicas líneas sobre la moda del pensar en positivo. Seis meses después conversaba telefónicamente con otro amigo, psiquiatra y psicoanalista y, no recuerdo a santo de qué, salió ese tema y me recomendó la lectura de este libro publicado hace un año en España:

 

                                                               
Mientras lo leía, en uno de los blogs que visito con frecuencia volví a encontrarme con el concepto de la "positividad" hasta en el consomé. Bien, yo soy crítico con el asunto porque, sin saber de psicología prácticamente nada, algo sí voy sabiendo ya de la vida -no todo, ni mucho menos- como que nadie es infalible, que hay cosas que ocurren por mero azar, que volveré a cometer errores dado que desconozco la mayoría de las cuestiones que pueden influir en una toma de decisión, etc., etc ...

Y he tenido una reacción de auténtica mala leche: compartir mis impresiones del libro con vosotros, valientes y osados lectores que sois.

La autora es Barbara Ehrenreich, doctora en biología, dedicada al activismo social, periodismo y autora de bastantes libros. Es un año más joven que yo, como podéis ver en la wiki y paseando por Google. Y creo que es valiente por atreverse a llevar la contraria a lo que predican santones de todo tipo en su país, Gringolandia. Cuando contrajo un cáncer, naturalmente le dijeron que era una magnífica oportunidad, como le dicen a quienes pierden su trabajo (recientemente alguien del nuevo gobierno hispánico ha dicho algo así como que trabajar siempre en lo mismo es aburrido y que ir al paro ofrece la oportunidad del cambio, "filosofía" ésta de la que da noticia doña Bárbara en su libro, predicada por allí hace décadas. Se ve que nuestro "gobernante" hizo un máster por aquellos lares). Hoy he leído también una entrevista a un cirujano católico que afirma que con la mente cambiamos el mundo o que concentrándonos en la respiración abdominal se van las preocupaciones del coco, porque se liberan endorfinas. Buenoooo ... Ya sabes, si llevas tres años en paro, respira con la barriga y te sentirás feliz. Y luego a misa con el cirujano.

Con el libro de doña Bárbara he aprendido que el tingladillo positivo nace del calvinismo de los primeros usacos, por sus complejos de malosos pecadores, que dios quiere que seamos ricos, que si queremos vivir en una mansión espléndida sólo tenemos que recortar una foto de una revista, pegarla al espejo del cuarto de baño y la mansión vendrá a nosotros, y, como estas trocherías, muchas más.

Pero el asunto no queda ahí, sino que hay cientos de predicadores, predicadoras, "motivadores", nuevas religiones que, en iglesias monumentales como antiguos estadios deportivos, con capacidad para miles de personas, se dedican a "predicar" el pensamiento "positivo", a vender sus libros de autoayuda, sus pegatinas, recuerdos, deuvedés y demás chorradas que la gente compra gustosa y les hace millonarios en un periquete (en el cine hemos visto cosas de éstas alguna vez, pero yo, al menos, no podía imaginar que fuese de tal envergadura el asunto). Y están los coachs motivadores de las grandes empresas que montan sus circos para que el personal sea positivo aunque lo despidan al día siguiente. Esto ya ha llegado a Europa, claro, en las filiales de las empresas. Conozco a quien lo ha vivido en sus carnes.

Pero ninguno de esos predicadores sabe explicar que Gringolandia arroje en los estudios sobre felicidad resultados bastante malos y que sea el país en que se recetan más antidepresivos: nación prozac se llama desde hace décadas.

Naturalmente toda esa gens verborreica explica que si algo le va mal a alguien, es que se lo ha buscado por su actitud "negativa". O si no, ¿porqué atropella un camión a un crío si no es porque eran negativos él o su parentela?

En este vídeo hace la autora un resumen del libro:

httpv://www.youtube.com/watch?v=CVMBljP80-4

Concluye doña Bárbara su libro diciendo: "Nos enfrentamos a problemas reales, y sólo podremos afrontarlos si pensamos menos en nosotros mismos y nos ponemos manos a la obra en el mundo real. Habrá que construir diques, llevar comida a los hambrientos, encontrar remedios y dotar adecuadamente al personal de primeros auxilios. Quizá no todo nos salga bien, seguramente no todo salga bien a la primera, pero -si se me permite terminar confesando mi secreto personal de la felicidad- podemos pasarlo muy bien mientras lo intentamos."

Yo lo firmo.