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DE REALIDADES Y SUEÑOS

Hoy he comprado en Mercadona, junto al campus del Carmen, frente al streaker de Huelva, que puedes ver aquí:

 

 

y algo numerológico ha ocurrido que, como siempre que doy con una situación similar, dejo a los entendidos para que lo descifren.

Mi compra ha sido una realidad demostrable porque tengo el tique y el cargo, tarjeta mediante, en una entidad bancaria, amén de que he encontrado allí a un matrimonio amigo con el que he departido de arte coquinario, recetas y ambrosías por el estilo. Mi realidad es, justamente, ésa: he comprado hoy en el lugar antedicho.

El importe total de la compra, alimentos y algo de droguería incluidos, ha sido de 61.69 €.

Y aquí entran en juego otras realidades que pueden asociarse a una o varias personas de mi círculo, expresión que prefiero a la de "mi entorno" acuñada por ciertos jueces. Así, el nº 61 se corresponde con la edad de un mi hermano -su realidad-, única persona de las citadas supra que la ha cumplido este año. Pero el nº 69 es otro cantar, o por mejor decir, otro soñar: secreto, clandestino, ¿vergonzante?, íntimísimo, ¿pecaminoso?, y cuantos calificativos se te ocurran a ti, lectora, lectore, lector, bien por propia iniciativa, bien por aleccionamiento de púlpitos y confesonarios.

¿Quienes, de las gentes que conozco y trato asiduamente, sueñan con el nº 69? ¿En qué contexto? ¿Jugando al bingo, la lotería o azares semejantes? ¿Jugando en una cama con alguien, soñador -que no somnoliento- del mismo juego? No recuerdo haber hablado de tal hipotético sueño con mis circulares personas, de modo que no aventuro ninguna respuesta. Ellas sabrán y, si quieren, dirán.

Pero además, si sumamos guarismos tendremos: 6+1+6+9=22; y 2+2=4. Del 22 algo se decía en las loterías infantiles pero, dada mi senilidad, no lo recuerdo bien, de modo que se me ocurre entrar aquí y veo lo de los dos patitos (lo que recordaba yo vagamente), que es un nº de locura, que la biblia termina en el capítulo 22, que Agustín el de Hipona escribió 22 libros, ... de manera que hay mucha magia y superstición asociada al numerito en cuestión, afirmo.

El 4 me ha recordado mis tiempos de ejército, por lo de "uno, dos, tres, cuatro", si bien los del caqui lo pronunciaban con más precisión matemática: "¡uhh, óhh, ehh, aro!". Así conseguían que los zapatazos fuesen rítmicos y nos jiñásemos en sus difuntos todos los guripas al mismo compás. Pero mirando aquí se comprueba que el cuatro es un cúmulo de supersticiones milenarias que nunca se me habría ocurrido sospechar así enunciadas, aunque casi nada de lo que se cita me resulta novedoso.

Bien, pues aquí dejo mis elucubraciones, mas las preguntas siguen ahí:

¿qué puede significar ese importe de mi compra en Mercadona?
¿has soñado alguna vez con el nº 69?
¿quién era tu cómplice en el sueño?
¿se lo has contado a Freud?
¿has marcado el paso como yo?


Pues si te atreves, contéstalas y que todos aprendamos.

 

archivado en:
MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
12/12/2011 22:42

Si, maese Manué, ego me confieso, he soñado cienes y cienes de veces con el númerito 69... ¿qué se le va a hacer?