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Barrios, por Pedro Gabo

Decía Serrat aquello de “prefiero el barrio al centro de la ciudad”, y yo estoy convencido de que prefiero el barrio a la urbanización de adosados. Soy un apasionado de la vida de barrio y del potencial que representan para la convivencia y el desarrollo de la democracia. Pero a la vuelta de vacaciones me desalienta lo que me cuentan en la asociación de vecinos: no ha sido un verano muy tranquilo, en Viaplana también empiezan a ser frecuentes los episodios de violencia como ya viene ocurriendo en otros barrios de nuestra ciudad desde hace tiempo. Me indigna que una vez más Marismas del Odiel tenga que estar en primera página por sucesos violentos. El sueño choquero está desinflado y el deterioro de nuestros barrios se está haciendo evidente. La violencia, la inseguridad ciudadana, es la consecuencia que más preocupa, pero el debate público no puede quedar reducido sólo a este aspecto, ni la solución en el genérico “políticas sociales”.

Defiendo la importancia de tener conciencia de barrio y la necesidad de militar como vecino para el desarrollo de una ciudadanía democrática. La situación que se vive en la ciudad exige un discurso vecinal coherente y reivindicativo frente a las necesidades globales de la misma. A mi entender la salvación de nuestros barrios requiere de un gran protagonismo social y, hasta ahora, más allá de expresiones aisladas en algunas asociaciones de vecinos, sobrevuela la sensación de falta de liderazgo social, y de silencios que empiezan a ser significativos en este momento tan necesitado de alternativas ciudadanas a los problemas de nuestro día a día en los barrios. Y el problema no es la falta de interés de la gente , sino ese tapón de dirigentes poco críticos con el poder y acomodados en sus asociaciones para toda la vida.

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En esto de las políticas sociales es importante concretar y, sobre todo, priorizar. La inseguridad la está generando la violencia juvenil, las pandillas de jóvenes, y esto es algo que no sucede por generación espontánea, ya van muchos años de abandono de la juventud en nuestros barrios y se estaba viendo venir lo que iba a suceder; todos sabemos que la prioridad ha sido otra, la denominada tercera edad. Es posible que nos hablen de actividades que se hacen con jóvenes, pero no es de esto de lo que hablo, porque no vale para el propósito de prevención que propongo aquella intervención social que no esté estructurada y tenga continuidad en el tiempo; no vale lo que se organiza para que el político al que le corresponda se haga la foto. Si está ciudad realmente está preocupada por su futuro debe de hacer frente a esta situación con urgencia, por más que haya otras políticas sociales que también sean necesarias (y me refiero al absentismo escolar, el fomento del empleo, el acceso a la vivienda); tenemos la obligación de empezar a pensar en los jóvenes, sobre todo en aquellos que no tienen tantas alternativas ni recursos, es decir lo que están en riesgo. Los resultados no serán de un día para otro, pero sin duda se estará haciendo una inversión de futuro en esta ciudad tan dada a mirarse en su pasado.