Y cien
El tránsito, el camino, ha sido recorrido en menos de ocho meses, a una media estimada de doce escritos mensuales. En este tiempo han ocurrido multitud de cosas importantes en mi vida ligadas a esta travesía. He conocido, de forma virtual en algunos casos, personal en otros, a infinidad de personas con las que he intimado, dialogado, discutido y sobre todo aprendido de cuestiones tan variopintas como la religión y las tradiciones, la política y la economía, la sociología y la ecología y sobre todo, la literatura, mucha y buena literatura que he encontrado en mis interlocutores y compañeros de página en la red. Gente maravillosa escondida en algunos casos por deseo propio y otros por vete a saber qué razones, que sin embargo escribe sin aprensiones, cargadas de razones -sus razones- y con un sentimiento infinito parecido al dolor que les produce las causas por las que luchan.
A pesar de tener frente a sí toda la maquinaria de un sistema que ahoga y fagocita sus voces, muestran una crudeza en sus exposiciones del tamaño de la que les ofrece la vida. No se rendirán nunca porque son conscientes que las cosas son remediables, que se pueden hacer mejor y se han cargado con las razones que da el conocimiento de la miseria, el valor de la ecología, la necesidad de tratar a los seres humanos por lo que son con independencia de su condición, raza o religión; que hablan en libertad ajustadas sólo a su sentido común, a su experiencia vital, a lo que ven y a lo que oyen, a lo que sienten y padecen.
Un maravilloso grupo de articulistas, poetas, pintores (Manolo Gualda, María Gómez, Rafael León, Alargaor, Manuel Rubiales, Miramamolín, Enlaluna, Marcos Gualda, Ale Huelva, Ana Román, Gonzalo Revilla...) y contertulios -los más de ellos anónimos-, que me han hecho vivir en este tiempo la satisfacción de la búsqueda de la palabra adecuada, de la contestación rápida, la dicha del reencuentro con personas preocupadas por cuestiones que me apasionan y con las que he compartido inquietudes y sentimientos. La dicha de la vida: comunicarse, que no es poco en la orfandad intelectual y social en que vivimos.
Lo más importante de todo ha sido el diálogo sincero, el debate sosegado, la posibilidad de disentir en un mundo regido por el pensamiento único, por la unidad de acción que sólo genera personas planas y sin aristas que nada tienen que ver con la realidad; todo ello sin presiones ni coacciones, atendiendo exclusivamente al criterio de cada cual, pudiendo confrontar el verbo, conjugar la palabra en función de las distintas visiones que cada persona -ser único e irrepetible- posee.
He de decir que he disfrutado escribiendo. También, que me he retroalimentado con el maná que ha supuesto lo escrito por los demás.
Tengo la intención, como era mi deseo desde el principio, de publicar estos cien escritos en formato papel. Para ese objetivo estoy en conversaciones con Marcos Gualda para que la editorial Cacúa haga posible esa aspiración.
El libro quiero que incluya las contestaciones e intervenciones que se han dado por vuestra parte a los artículos y cuentos publicados. De esta forma, aunque en formato papel, el libro será o habrá sido -habría que decir más correctamente- en parte, interactivo, puesto que todos los que quisieron opinar lo hicieron en libertad y seguro estoy, que en conciencia.
Para esta tarea necesitaré sin duda que aquellos compañer@s que se han posicionado ante mis escritos y que lo han hecho con su nombre y apellidos, me autoricen a insertarlos tal como están en el libro. Para l@s que lo hicieron con pseudónimo o de manera anónima no hará falta dicho requisito, entiendo que no es necesario.
En este tránsito conjunto me he enriquecido mucho, he valorado aún más si cabe la necesidad del diálogo con tod@s como instrumento necesario y vital para andar la vida. He estimado la importancia del contraste de pareceres, el valor de la palabra como elemento modificador del entorno, la necesidad de luchar contra la ignominia desplegada por los poderosos, el acercamiento necesario a las personas y grupos desfavorecidos en la ruleta de la vida, la mezquindad de algunas acciones que atentan contra el medio ambiente o la seguridad y bienestar de las personas, la importancia del contenido de un Hayku, la necesidad de la amistad, la solidaridad y el esfuerzo común en pos de conseguir objetivos que palien la miseria en la que viven millones de personas, el valor, en definitiva, de la unidad de acción en torno a la palabra, a la idea, al verbo, como engranaje necesario para luchar contra los que detentan de manera tan ruin, a veces, el poder que les ha sido otorgado o, en otros casos, han adquirido por la fuerza.
Seguiré escribiendo en nuestra página, aunque no al mismo ritmo. Deseo tomarme un descanso (prometo que no muy largo) para cerrar algunas cuestiones en las que estoy embarcado desde un punto de vista literario (suena un poco a pedantería, pero bueno, sabéis que solo me tengo por un aprendiz de escritor): la publicación de este libro, la elaboración de una Crónica del Rocío a la que me he comprometido y que tendré que tener lista para imprenta en febrero de 2007, y, si encuentro la inspiración -ese talismán dorado con que sueñan los que escriben-, adelantar una novela que comencé hace unos años y nunca encuentro el momento para empaquetarla adecuadamente.
Quisiera agradecer a tod@s el tratamiento recibido, ha sido exquisito y hasta lo tildaría de respetuoso.
Estas letras no nos alejan sino que por el contrario nos unen, son un certificado mediante el cual firmo mi adhesión incondicional a onubenses.org y a l@s que la hacen posible. Creo sinceramente que es un instrumento necesario para multitud de personas y asociaciones sin ánimo de lucro, sin la cual, no tendrían una ventana por la que gritar al mundo sus dolores, sus pasiones y sus angustias: aquello que oyen, ven, sienten y padecen. Sin este portal el silencio se instalaría sobre ellos y sus cuitas y eso, para los que manejan con mano férrea el contenido de las informaciones que han de salir a la ciudadanía es un incordio aparte de un pequeño dolor de cabeza. Seguiremos incordiando y si es posible expandiremos las palabras con el viento de la libertad. En nuestro entorno hay muchas cosas mal hechas, que necesitan ajustes inevitables y necesarios: en educación, en políticas sociales, en inmigración, en respeto y consideración hacia las minorías, en...
El libro resultante no es homogéneo, está hecho de instantes -como la vida-, un segundo tras otro, una alegría tras una pena, un grito tras un silencio, un sueño tras una realidad.
No escribo para nadie, lo hago para mí y a ese individuo no puedo mentirle.
UN BESO Y UN ABRAZO
PACO HUELVA
Bueno, Paco, en primer lugar enhorabuena por el "centenario", que te ha quedado bastante redondo, y también por los otros 99 (menos mal que no decidiste escribir 70 artículos, sino esto último hubiera quedado de lo más borde, je, je...). Por supuesto, tienes no sólo mi permiso, sino también mi agradecimiento por incorporar mis comentarios a este libro, aunque, eso sí, te rogaría que le dieses un repasillo a mis tildes y a alguna que otra metedura de pata ortográfica, que yo soy muy VURRO (ja, ja, ja...).
Un abrazo y gracias por todo.
Rafa