Teatro (2014)
La vida es un teatro sinfín donde los actores y actrices coexistimos en el escenario natural que nos contiene y desde el cual, interpretamos papeles que improvisamos en función de las circunstancias y de nuestro mejor saber y entender.
La coreografía varía con las estaciones y con la movilidad que precisen los papeles que encarnamos.
Lo malo del teatro de la vida es que hay muchos directores tras el telón y nadie nos da el libreto exacto que debemos escenificar.
La frustración y la esperanza marcan nuestros días como las dos caras de una misma moneda.
La satisfacción llega pocas veces y sólo por breves estadías.
Quienes aparentan conocer la obra que escenificamos están mintiendo porque los regidores cambian cada cierto tiempo y es imposible captar los designios que nos serán demandados mañana.
Llevamos cientos de miles de años representándonos y no hay forma de ofrecer una imagen de la humanidad medianamente digna.
Eso sí, casi siempre aplauden los mismos sectores. Un conjunto de elegidos que cada noche pasa por taquilla para llevarse el dinero recaudado con el sudor de los otros.
Al resto, sólo nos queda arrastrar por el entarimado el odio y la incomprensión hacia quienes constantemente readaptan el guión en beneficio propio.
Paco Huelva
Noviembre de 2014