Preguntas sin respuestas
Manifiesto públicamente, he de decirlo, que leo la prensa. No tengo ninguna excusa con que justificar mi actitud. Sé que no debiera hacerlo, lo reconozco. Sé que la prensa no es libre. Ni la radio. Ni la televisión. Sé que tras todas ellas se esconde un negocio, una economía sumergida, una corriente de opinión, una forma de entender la vida, un catecismo propio -nacido en los consejos de redacción- con que educar a sus lectores. Pero... qué voy a hacer. Sólo me queda confesar, y eso es lo que hago. La pregunta siguiente sería, ¿por qué sabiendo que los medios audiovisuales y escritos no son libres y que están atados a un sector económico escondido ante una corriente de pensamiento determinada -cuyo único objetivo sería amoldar, coartar, crear, contrarrestar... lo que se denomina "opinión pública"- sigo leyendo la prensa diariamente? ¿Quién o quiénes inocularon en mí este virus que me hace repasar como un demente las páginas de estas "minucias efímeras" (Borges dixit) que son las noticias en prensa y escuchar la radio o ver la televisión? ¿Hay algún antídoto para los que vivimos angustiados por esta situación opresora?
Siempre me dijeron -los que bien me querían- que había que estar informados. Pero, ¿realmente lo estoy? Pongamos... que yo leyera sólo el periódico que tiene usted en las manos, o cualquier otro, pero sólo un periódico. Además -continuemos-, escuchara una sola cadena de radio y viere -por lo general- una sola cadena de televisión. Supongamos también, que todas ellas pertenecieren -esto suele ocurrir en un porcentaje más alto de lo que pudiera parecer- al mismo holding empresarial, a la misma corriente de pensamiento, de derechas o de izquierdas -escójase al gusto-. El resultado es evidente: mi posicionamiento ante los problemas -sociales, políticos, religiosos, jurídicos...- sería, la marcada por la línea editorial de los mismos. O sea, "que sin querer queriendo", -como decía un personaje de cuento infantil televisado, importado de no recuerdo dónde, que se hizo famoso en España-, yo, y usted que me lee, estaríamos viendo el mundo a través del prisma, del caleidoscopio que nos han puesto por delante. Discutiríamos aportando las tesis que nos han sido dadas, razonaríamos y sacaríamos conclusiones en función del organigrama conceptual que nos haya sido propuesto y se acabó. Pero, entonces, ¿somos realmente libres o guiñoles de feria manejados por los grupos de poder? Pues, contéstese usted mismo. Me dirá: "es que yo no me creo lo que dicen los periódicos". Y yo le preguntaría: "y... entonces, ¿por qué los lee?" Me contestará: "es que yo leo varios periódicos y de ahí saco mi opinión"; y yo le diría: "yo también lo hago, pero... ¿sirve de algo eso?" ¿Se aclara usted haciéndolo así? ¿De verdad, cree usted, estar informado por leer varios periódicos? Y me podría replicar usted: "pues dígame qué debo hacer, listillo de las narices, si no." Y yo no sabría qué contestarle. Lo mejor es que lea la prensa mañana.
Muy bueno y redondo!!!