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¡Pobrecito!, ese traía un hambre que se comía un elefante; hasta peligraba la camarera si se ponía a corta distancia, es decir, a tiro de arco.
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¡Pobrecito!, ese traía un hambre que se comía un elefante; hasta peligraba la camarera si se ponía a corta distancia, es decir, a tiro de arco.