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¡Desnudad la política! (2014)


Obsedido por los acontecimientos escribo. Sin falsía. Sin literatería. Por derecho. Harto de soecidades. Harto de arterías. Y harto de negrucias palabras que solo contienen mojigangas estragantes que arañan la conciencia del pueblo sensato y quedo.
No quiero vivir más a retrotiempo, señores políticos. Manidas están las coloraturas de sus discursos hueros, sus martingalas, sus mentecateces...
Tan trilladas que lo de ustedes nos parece un engañoso juego que cada cierto tiempo hemos de soportar impertérritos. Y no, no. No es esto lo que deseamos ni lo que nos merecemos.
Se están equivocando a sabiendas. Lo están haciendo queriendo. Amartelados con los poderosos. Durmiendo en el mismo sedoso colchón andan. Y, al pueblo, que le den. Que le den viento fresco.
El cobertor de las babilonias capitalistas que se vislumbra, descarado ya, está tras la mayoría de los holgados paisajes que pretenden vendernos.
Ya está bien de ralo canto: queremos hechos. Hechos. No sé si lo entienden sus señorías. El pueblo se está quedando yermo. No el campo, que también. El pueblo. Seco como la paja, como el heno. Secos de trabajo, de pan, de posibilidades de educación, de una sanidad pública y gratuita, secos de derechos está el pueblo.
Y siguen y siguen. Y ya ni siquiera disimulan. ¡Desnudad la política de tanto ostentoso pavoneamiento! Sean más humildes. Acérquense al pueblo. Al que sufre por sus errores -los de ustedes y los de quienes les precedieron-. A ese pueblo abnegado que paga vuestra comunión con el oscuro y verdadero poder: el dinero.
¡Qué pena de pueblo! Empobrecido, ahorcado en sus sentimientos. Ahogado en lágrimas interiores. ¡Ay! si fuera otro tiempo. No actuarían con tanto engallamiento. Con tanta osadía, con tanta petulancia, con tanto despego, con tanta negra mentira como sale de vuestros labios superlativando el mal trabajo que han hecho.
Algo más de humildad, por favor. De rigor, incluso. De vergí¼enza. Un algo más, una pizca de apocamiento en algunos, nos vendría mejor. A todos.
Que España va bien. Y un pimiento. Un pimiento de quinientas arrobas, señorías. España va mal, muy mal. Y lo demás es cuento.
Se han apartado de la calle y desconocen hasta el mal que han generado. ¡Qué desfachatez la de algunos! Aquí señorías, lo único que va bien son los rescatados bancos, los especuladores financieros, los que se llevan el sudor de los demás en ostentosas plusvalías, los que se llevan... digámoslo ya, el dinero calentito y fresco. Sólo esos van bien. Lo demás, un desierto. Pura tristeza andante la de los hombres y mujeres del pueblo. Recortes y recortes. Uno tras otro. ¡Están ustedes, señorías que nos gobiernan, faltas de sentimientos! ¿Han olvidado que son pueblo, y que para este, y solo para este deben gobernar?
En las próximas elecciones el desapego a las urnas dejará patente nuestra orfandad y vuestro negligente comportamiento. El pueblo camina por un lado, nadando a contracorriente, mientras ustedes navegan en lujoso velero prestado por los oligarcas, por los que manejan el cotarro de la usura y la impiedad.
¡Qué pena! ¡Qué pena de pueblo, mi pueblo!
Paco Huelva
Mayo de 2014

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Miguel Ventura
Miguel Ventura dice:
06/05/2014 16:01

¡Cuantas verdades en tan pocos renglones¡ Lástima de los años perdidos por los que digeron gobernar en nombre del pueblo. Para falacia y valdío, la izquierda española que no supo (sus políticos) o no quiso poner pié en pared a los verdaderos depredadores, traicionando a quienes le dieron el poder y copio literalmente: ¡Qué desfachatez la de algunos! Aquí señorías, lo único que va bien son los rescatados bancos, los especuladores financieros, los que se llevan el sudor de los demás en ostentosas plusvalías, los que se llevan... digámoslo ya, el dinero calentito y fresco". Se les fue la fuerza en discursos decimonónicos, se pararon en pamplinas propias de siglos pasados y se olvidaron del crudo presente. Ellos fueron los que con sus fracasos en la gestión del dinero todos, llevaron a la sociedad al estado actual. Si las cosas las hubieran hecho medianamente bien, con algo de honestidad y dignidad ¿hubiésemos llegado a los gestores actuales? Lanzo la pregunta y le pido a todos que, cuando useis ese papelito que se llana VOTO y que ha costado sangre en otros Países, pensad que las elecciones no se ganan. Se pierden.

Benito A. de la Morena Carretero
Benito A. de la Morena Carretero dice:
06/05/2014 18:56

Dice el Diccionario que "señoría" es el "tratamiento que se da a las personas a quienes compete por su dignidad", pero en lo relacionado con la palabra "dignidad", el mismo diccionario dice "cualidad de digno, que se comporta con decoro y se hace respetar", de manera que muy pocos de "sus" señorías merecen llevar tal título, visto, lo visto y lo que nos queda por ver.

Agustin Roble Santos
Agustin Roble Santos dice:
06/05/2014 23:36

Muy bien dicho, amigo mío. Se podrá decir más alto, pero más claro imposible. Pero no creo que sea buena opción abstenerse de votar, que por supuesto, debería ser "botar", botarlos a todos al quinto infierno, por lo que han hecho y siguen haciendo a este humilde pueblo, sediento de gobernantes con dignidad y vergí¼enza, huérfanos de un timonel que se haga cargo de una nave que hace agua por todas partes: en lo social, en salud, educación, pensiones, en definitiva derechos que costaron mucha sangre y sudor a generaciones que nos precedieron. Pero hay que votar para botarlos de esos sillones acolchados donde se han apalancado y permanecen de frente a la pared, con el pueblo a sus espaldas. Hay que votar, pero no a ellos, a los de siempre, sino a políticos de bien, que se preocupen de los más desfavorecidos y no solo a echarse sobres abultados al bolsillo sin saber de donde salen o tal vez sabiendo que salen del sacrificio de 47 millones de españoles, muchos de los cuales les votaron creyendo sus falsas promesas y mentiras. ¡Votar sí!, pero no a mangantes y amigos de otros mangantes de mayor categoría.