Personas de Talla
Ahora bien, otro asunto perpendicular es el valor social que exhibimos ante otras nimiedades; pongamos por caso, la actitud que nos merecen las personas de talla baja, digamos los enanos y las enanas. En este sentido y a un piélago de la consideración terrenal, alimentada, tal vez, por las irreflexiones de la tradición, por la acomodación en las costumbres o, si aterrizamos, por una postura intolerante, irrespetuosa y discriminatoria, esta gente vive condenada en el piso mas abajo a soñar en la cama inferior de la litera y bajo los hombros donde muere nuestra visión, trabajando forzosamente para alcanzar un teléfono público, llamar a un portero automático o tomarse una cerveza apoyados de la barra de un bar. Y con la única misión de servir de alimento a la pura y dura chanza del resto de la sociedad. Justo ahora, cuando todas las instituciones públicas oran por la igualdad de oportunidades y por la integración normal de las personas discapacitadas, la Acondroplasia sigue manteniendo escasas expectativas de crecimiento gracias a la descalificación que se hace desde el seno de la humanidad, que coloca su rasero en sí se da la talla o sí se está a la altura, y lejos de alcanzar uno u otro status, se les rebaja al mundo de la cuchufleta y la guasa. El medio de convivencia y aceptación se filtra a través del espectáculo del bombero torero, del bufón cuyas limitadas acciones provocan la carcajada, en la diana de las collejas o como mamarrachos del circo.
No es lástima lo que sentí, más bien impotencia e indignación cuando por sorpresa asistí a una discoteca el pasado viernes y contemplé atónita, entre aplausos y risotadas juveniles, a tres personas de talla baja, contratados de gogós y haciendo un stripteases y no pude menos que sentirlos en el epicentro de la sorna y la humillación. Y lejos de pensar en su capacidad para incluso el espectáculo, merecen sobretodo una fábrica de nuevas ilusiones y sin barreras; quisiera que fueran, también, mi dentista, mi peluquera y mi alcalde.
De rodillas, mi más sincero abrazo a las personas amigas de talla baja.
Son las consecuencias de vivir en un mundo marcado por la apariencia. Sea usted mas alto, sea usted mas guapo, sea usted mas delgado, tenga un cabello mas sedoso, un vientre esculpido, un rostro liso, visite la clinica de cirugia estetica. Hay que meter miedo al subconsciente para no convertirnos en esperpentos destinados a la mofa, el espectaculo y la marginacion. Los bajitos, gordos y feos no tienen sitio en el escaparate de las vanidades y ademas son necesarios para tener siempre ese punto de comparacion que nos haga sentirnos altos , esbeltos y bellos. En definitiva, vivimos rodeados de frivolidad y cualquier cosa que se sale del puto canon establecido solo obtiene el calificativo de pintoresco.