Abstraída en su lenta melancolía
Abstraída en su lenta melancolía
Ajena al vaivén que la mece,
A los pasajeros que suben o bajan
Con todo su efecto equilibrado
Entre lo vulgar y lo sublime.
Pasan las estaciones todas ellas
Extasiadas de la esencia de los paisajes
De la civilización perdida de los campos.
También el tren se desliza y se detiene.
Pero ella continúa forastera por el camino
Padeciendo en su mirada la distancia
Después de haber retenido toda la espera.
Sin afanes de llegar nunca a ese destino
Desde donde unos parten y otros llegan.
Ya no persigue nada, ya nada se le escapa,
Su realidad ya no existe ni las heridas le duelen
Sólo sigue viendo bajo su techo todo cuanto sucede.