El Mester de los Amantes
¿Cuánto más su placer si el castigo es amarnos?
Que éste nuestro requiebro se encierre en cada beso,
Que lo cante el juglar que está preso en los brazos.
Cubriremos las rachas que nos ciega el anhelo.
Las caricias hundidas a flote sacaremos
Hasta que ardiendo Céfiro nos arrebate el sueño
Otra vez. Sí, entonces, como brote y de nuevo...
Pararemos el tiempo hundiendo nuestros cuerpos.
Precioso, no se me ocurre ningún otro adjetivo, amen de un aplauso.
Vino y besos.