Colapso
El problema fundamental radica, precisamente, en que se introducen planes y proyectos en base a esa socialización divergente y al fomento de los nuevos valores, mientras no se mueve un ápice el reglamento de organización y funcionamiento, en el que se establecen las enseñanzas mínimas, las metodologías, la estructuración espacio-temporal, los recursos, la evaluación... En este sentido, se mantienen las aulas sobrecargadas de alumnado, sin poder atender de forma adecuada a la diversidad, se sigue repartiendo todo el horario, entre las materias de siempre, se destina una hora y treinta minutos semanales a la asignatura de religión... Y es aquí, en esta estructura cerrada y saturada que, además, debemos incluir el mundo de las nuevas tecnologías, el bilingüismo, el aprendizaje emocional, la cultura de la paz, los planes de coeducación y de igualdad, técnicas de mejoras en las instrumentales, el movimiento migratorio del alumnado, la dinamización de la biblioteca escolar, el fomento de la lectura,... Pero ¿Cómo?, ¿Cuándo? ... Resulta totalmente imposible meter todo dentro del mismo saco, sencillamente, porque todo no cabe, a pesar de las muchas inversiones económicas que se están destinando a educación y al discurso político en pro de las mejoras introducidas. Es la práctica eductiva la que muestra esta realidad y son las estadísticas, las que marcan las claras tendencias: El fracaso escolar va en aumento, crecen los conflictos violentos en las aulas, hay mayor absentismo, faltas de expectativas en el alumnado, el profesorado está, cada vez, más desprestigiado socialmente, los medios de comunicación cultivan el pelotazo y la sociedad, en general, se mueve por la ley del mínimo esfuerzo. Nuestro sistema educativo está colapsado.
No hay que preocuparse, en el futuro cuando cambie la tortilla política volverán a cambiar los parámetros educativos, al menos durante cuatro años, después, si cambia otra vez el asunto político volverán a modificar los planes educativos, las leyes de enseñanza, y así sucesivamente. Mientras no exista un concenso político en esta materia se seguirán dando golpes de timón y zarandeando de uno a otro lado el barco educativo. Así es normal, con tanta zozobra, que, en cualquier momento, el asunto se vaya a pique. No se acaban de dar cuenta que estan jugando con la formación de los hombres y mujeres del mañana. Menudo panorama. Otra cosa es que sea eso precisamente lo que pretendan: Un país de autómatas ignorantes y sin capacidad de reflexión, así son más manipulables; ¿o no?. Eso si, la religión no sale de las aulas ni con agua caliente, ellos, los cuervos del alzacuellos, siempre salen airosos de cualquier revolución.
Salud.