Caracola
Alcanzó la orilla un mar cristalino,
Sin rumbo y sin amparo,
De una soledad de sábanas blancas.
Donde nadie lo miraba,
Ni lo habitaba,
Ni lo surcaba.
Halló su oleaje un refugio silencioso
En los rizos de una caracola
Con ausencia de espumas blancas.
Donde nadie la miraba,
Ni la habitaba,
Ni la surcaba.
Y allí donde sus labios se rozaron,
Saltando gotas de sal sobre un fuego
de verdes suspiros y flores blancas.
Donde el amar es sin sentido,
Con pasión,
Sin calma.
Pero se fue el mar tras la marea
Y la caracola cerca de la mañana,
Sólo se guardó su eco
Sin fin,
Sin tiempo,
Dentro, muy dentro.
Una muy hermosa imagen poética, Victoria, la que has creado. Triste y hermosa. GRRRRRRRRRR, porqué no se me habrá ocurrido a mi antes (es sana envidia, eh!), cuando soy caracola que llevo dentro el sonido de tantos mares.
Un beso y mi enhorabuena. Me ha encantado.