Anonimato, por Victoria Caro
Sí los viejos griegos levantaran la cabeza, observarían atónitos como el concepto que acuñaron como oclocracia, gobierno de la muchedumbre o la plebe, ha evolucionado desde las democracias modernas que dotan de representatividad a las sociedades a través del sistema de partidos políticos, a la nueva e-democracia como instrumento que, desde las tecnologías de la información y la comunicación, permite la libertad de expresión desde el anonimato, sin necesidad de identificarse directamente, aún a sabiendas que tal encubrimiento no deja de ser ficticio en el mismo instante que empezamos a navegar, por el número de IP.
Ejercer el derecho que nos otorga el vivir en esta democracia: realizar denuncias, exponer problemas, opinar y, o sugerir y contar con la conectividad para este tipo de ejercicio es una experiencia positiva que permite a la ciudadanía una mayor participación a pesar de la desconfianza que pueda producir un encapuchado. Hay personas que prefieren no dar la cara y es comprensible sí se es tímido, sí tiene miedo, inseguridad o teme a las represalias. Yo misma, en esta página de columnistas, empecé con el seudónimo de Blimunda porque me hacía sentir más poderosa en medio de tanto escritor y también, por supuesto, para escurrir el bulto sí había que dar explicaciones a mis comentarios, más nunca insulté ni me excedí en mi función de arrojar lo que opinaba.
Sin embargo, aún estando de acuerdo con la libertad de expresión anónima, el asunto que estoy descubriendo por aquí, últimamente, tiene miga. El peligro, a mi juicio, está en que cualquiera puede, adoptando múltiples y dudosas personalidades virtuales, manipular la información, dar una visión irreal de lo que se está opinando, insultar o en definitiva, dar una imagen poco seria. Si bien me encanta la guasa, no los comportamientos infantiles y deleznables, que no hacen sino ensombrecer el buen hábito de escribir, leer y opinar. Pienso que toda persona que escribe un artículo o un comentario debe ser totalmente responsable de sus actos, aún desde el anonimato y el cachondeito, para que este invento cumpla el objetivo primordial de información, comunicación, diversión y convivencia. Que la convivencia sea pacífica depende de todos nosotros, de lo contrario puede llegar el día que coarten con estas excusas e internet se convierta en un estado policial que nos cachee cada vez que pulsemos una tecla.
!Qué haya paz y buenas maneras!
Ejercer el derecho que nos otorga el vivir en esta democracia: realizar denuncias, exponer problemas, opinar y, o sugerir y contar con la conectividad para este tipo de ejercicio es una experiencia positiva que permite a la ciudadanía una mayor participación a pesar de la desconfianza que pueda producir un encapuchado. Hay personas que prefieren no dar la cara y es comprensible sí se es tímido, sí tiene miedo, inseguridad o teme a las represalias. Yo misma, en esta página de columnistas, empecé con el seudónimo de Blimunda porque me hacía sentir más poderosa en medio de tanto escritor y también, por supuesto, para escurrir el bulto sí había que dar explicaciones a mis comentarios, más nunca insulté ni me excedí en mi función de arrojar lo que opinaba.
Sin embargo, aún estando de acuerdo con la libertad de expresión anónima, el asunto que estoy descubriendo por aquí, últimamente, tiene miga. El peligro, a mi juicio, está en que cualquiera puede, adoptando múltiples y dudosas personalidades virtuales, manipular la información, dar una visión irreal de lo que se está opinando, insultar o en definitiva, dar una imagen poco seria. Si bien me encanta la guasa, no los comportamientos infantiles y deleznables, que no hacen sino ensombrecer el buen hábito de escribir, leer y opinar. Pienso que toda persona que escribe un artículo o un comentario debe ser totalmente responsable de sus actos, aún desde el anonimato y el cachondeito, para que este invento cumpla el objetivo primordial de información, comunicación, diversión y convivencia. Que la convivencia sea pacífica depende de todos nosotros, de lo contrario puede llegar el día que coarten con estas excusas e internet se convierta en un estado policial que nos cachee cada vez que pulsemos una tecla.
!Qué haya paz y buenas maneras!
Ya se la he pedido Rafa, pero la muy ladina me quiere cobrar por tres; Torquemada en su austeridad que (alguien confundiria con la racaneria)ha puesto el grito en el cielo (concretamente en San Cebadin)y se ha negado al desembolso. En fin nos han aconsejado otra loquera, belga a la sazon, la Sra. Voll Damn, pero no se. yo pa mi que prefiero la de aqui. Tu que tienes influencia en la clinica a ver si nos consigues una rebajita.
Saludos cerveceros.