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Amaneció el día en que lo recordó

Pero amaneció ese día en que lo recordó.

Desde que el hombre viajó aquella mañana a la ciudad y no volvió jamás, la mujer había trabajado pesadamente del amanecer, en el cultivo de la huerta alquilada por su familia dos generaciones atrás, hasta el oscurecer en los quehaceres de la casa y en el cuidado de sus hijos. Así, al llegar la noche, estaba tan cansada que se retiraba rendida a un dormir sin sueños. Su agotamiento le hacía olvidar al hombre que al principio esperaba cada tarde en la puerta donde se sentaba a zurcir los harapos, con un ojo en la aguja y otro en la esquina de la calle, con tal anhelo que hubo más de una ocasión que acertó confundirlo con otros, provocándole, inútilmente, vuelcos de corazón.

Pero amaneció el día en que lo recordó.

Era principios de primavera y mientras desyerbaba unas matas de habas, una extraña sensación hizo enderezarle el lomo y levantarle la cabeza. Miró a su alrededor y vio, por primera vez en muchos meses, un hermoso día, como le hubiera supuesto cualquier otro, sí sus pensamientos no estuvieran fijados hasta entonces, más que en la tierra, la casa y los hijos. Miró las flores de los almendros, las hojas rojas de los granados, tomó del viento cálido el olor a azahar y a tierra arada. Sintió su cuerpo fuerte y pletórico y joven.

En aquel momento recordó al hombre.

La mujer, que siempre había sido de profundas y quietas pasiones, sintió en su sangre una agitación palpitante, se le llenaron los ojos de lágrimas y de sus labios exhalaron gemidos que no eran palabras.
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rafa leon
rafa leon dice:
04/02/2007 21:34

Cuando alguien se nos va, y regresa su fantasma, hay momentos en los que nos es imposible evitar convertirnos en mazmorra. Hay un microrelato de Juan Jose Arreola, estremecedor, que expresa a la perfeccion el dolor que nos infunde ese regreso. Se titula "Cuento de horror" y dice asi:

La mujer que ame se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.

Un abrazo
Rafa