Un poco de añoranza navideña
He estado viendo ET, el extraterrestre, de Steven Spielberg, con mis padres mientras hacíamos la comida de Navidad. En principio, nada extraño, nada que pueda sorprender a nadie. Lo llamativo es que, a mis cuarenta y seis años, nunca la había visto antes.
No he llorado, pero me he emocionado en las mismas escenas en que lo hacía mi padre, de la misma manera que él (en eso, somos iguales): ojos hinchados, esbozos de lágrimas, inspiraciones profundas por la nariz. Mi madre se preguntaba qué habrá sido de Patrocinio. A saber la asociación de ideas. Seguramente es una compañera de trabajo de aquellos años. Yo sólo me preguntaba, me pregunto, de hecho, a qué habré dedicado todos aquellos años. Y es que esta mañana he escrito el esbozo de un poema sobre ese tema. Es posible que estas fechas me hagan estar especialmente sensible, estas fechas y también lo que ha pasado recientemente.
¿Qué coño habré hecho los primeros treinta y cinco años de mi vida?